Victoria no podía creerlo. Mateo se encontraba en el evento para padres y se presentó como el de ella.Con orgullo pasó al frente con él y juntos explicaron de qué se trataba el trabajo que Mateo realizaba. Los niños en general se mostraron muy interesados por el tema, incluso algunos externaron que, cuando fueran grandes, querían ser enfermeros.
El evento terminó un poco antes de la hora de salida y la maestra aprovechó para acercarse.
—Muchas gracias, señor...
—Mateo —la interrumpió—. Mi nombre es Mateo, puede llamarme así.
—Claro, señor Mateo. Le quiero agradecer por haber asistido hoy. No sabe el bien que le hacen a sus hijos al apoyarlos en esta clase de eventos.
—No es nada. Amo tanto a mi hija que, haría cualquier cosa por ella.
—Hoy pude conocer una faceta distinta de Victoria. No sabía que podía ser tan desenvuelta.
-Mi hija es maravillosa -dijo para que Victoria entendiera-, inteligente, amable... Tiene muchos talentos y virtudes.
La maestra se dirigió a la niña.
-Muchas felicidades, Vicky. Tienes un excelente padre.
-Gracias, maestra -respondió sonriendo la pequeña-. Mi papá es el mejor del mundo.
Se despidieron de la maestra, se fueron a la salida y justo en ese momento Stephanie aparcó. Bajó del auto y los miró extrañada.
-¡Mamá! -Vicky corrió a abrazarla, gesto que Stephanie recibió con mucho gusto.
—¿Qué haces aquí? ¿Sucedió algo con Victoria?
El castaño relamió sus labios y sonrió.
—Sucedió que —dio unos pasos hacia ellas—, hoy fue el evento "Conociendo el empleo de mi papá" y acompañé a Vicky.
—¿Qué hiciste qué? —frunció el ceño molesta.
Victoria percibió la tensión en el ambiente y los observó expectante. Estaba tan feliz que, lo menos que quería, era que ellos pelearan.
—Fanny... —miró el semblante de Victoria—. Tranquila...
—¿Quién te dio el permiso de ocupar un lugar que no te corresponde? —se colocó una mano en la cintura—. ¿Con qué derecho lo hiciste?—dijo notablemente alterada.
Vicky comenzó a llorar.
—Con el derecho que ella me dio —señaló a Victoria e intentó acercarse, pero Fanny se lo impidió—. ¿Qué estás haciendo, Stephanie? —dijo también molesto.
—No. Tú ¿qué estás haciendo?
Vicky lloró más fuerte y Mateo se descolocó por completo. Aun así, luchó por mantener la compostura.
—Tratas de usurpar un lugar que no te corresponde, Mateo. Si esta es la manera en la que piensas cobrarte todo lo que has hecho hasta ahora, no lo voy a permitir...
Para sorpresa de los dos, la niña se zafó del agarre de su madre, corrió hacia él y se aferró con fuerza. Mateo se quebró instantáneamente y lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Acarició la cabeza de su amada niña y se limpió el rostro con el dorso de su mano.
Quiso decirle tantas cosas, pero decidió quedarse callado. Sabía que por el bien de Vickcy lo mejor era parar. Se puso a la altura de la niña y la miró fijamente a los ojos, encontrando en ellos la fuerza para no desmoronarse.
-Princesa, debes ir con mamá.
Ella negó y volvió a aferrarse a él.
Stephanie tuvo que girarse a otro lado para no sentirse más culpable, porque en el fondo sabía que estaba mal lo que hacía.
...
Los estrepitosos toquidos en la puerta les hizo dar un salto en su lugar. Ramsés miró el rostro preocupado de su esposa.
—Tranquila, mi amor. Iré a ver quién es —se puso de pie y caminó hacia la puerta.
Los fuertes toquidos se incrementaron.
—¡Señor, bendito! —Karla juntó las manos sobre su boca—. Espero que no haya pasado nada malo...
Ramsés abrió la puerta y se encontró con un hombre deshecho rayando en el punto de la locura. Karla se asomó y al darse cuenta de quién se trataba, también se acercó para ayudar a su esposo a meterlo a la casa.
En el pasado, Mateo había sido victima de terribles ataques de ansiedad y pánico. También experimentó en su cuerpo la dolorosa desintoxicación de las drogas. Ahora se encontraba en un estado de alteración muy elevado, que sobrepasaba a su propio dominio. La tristeza, el dolor, la impotencia y el celo, eran los principales atormentadores de su alma.
—Esta bien, Mateo... Está bien... Tranquilo... —Ramsés intentaba calmarlo, mientras él yacía en el piso víctima de los espasmos que habían puesto rigidez y dolor a todo su cuerpo.
Inmediatamente Karla comenzó a orar y a reprender en el nombre de Jesús, todo espíritu de ansiedad y muerte que percibió en los aires. Poco a poco la atmósfera se aligeró. El matrimonio comenzó a adorar al Señor, provocando que la Gloria de Dios descendiera y toda perturbación se disipó.
Mateo sintió su cuerpo tan liviano y su mente tan pacífica que, terminó durmiéndose.
Cuando despertó, pudo contarles con lujo de detalle lo que había pasado. Ellos entendían a la perfección absolutamente todo, pues como sus pastores, sabían de la promesa que Josué le había hecho hacer. También eran testigos de cómo por casi 3 años, él había cuidado como a sí mismo tanto de Stephanie como de Victoria.
Incluso él mismo, Ramsés, le había aconsejado a Mateo que, como ya eran muy evidentes sus intenciones hacia ellas, debía hablar con Stephanie para formalizar una relación. Pero las cosas se habían salido de control, incluso antes de que lo intentara.
—Una cosa sí sé, amado hermano —dijo Karla. Los 3 se conocían desde jóvenes y se tenían un cariño especial—. El enemigo se ha empeñado toda tu vida para que seas infeliz, pero el Señor siempre se ha manifestado de forma poderosa haciéndote ver que Él es tu gozo y tu fuerza —se reacomodó en el asiento y con autoridad, esa que solo puede venir del Cielo, le dijo—: No tengas miedo, porque de la misma forma que el Señor tu Dios ha estado en tu desierto haciéndote bailar, de esa misma forma ¡está ahora contigo para darte la victoria! Y verás caer al gigante degollado delante de ti y te alegrarás de las maravillas que Dios hace —sonrió con una felicidad inigualable—. Entonces vas a darle gloria a Dios, porque verás tu afrenta quitada y tus generaciones contarán todas estas bendiciones.
Mateo cayó de rodillas sintiendo la hermosa presencia del Espíritu Santo, grabándose hasta la médula aquellas palabras, creyéndolas con toda su mente y corazón.
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VOLVER A AMAR © (Libro #3)
RomanceLas cicatrices son aquellas marcas que quedan después de que una herida ha sanado. Estas pueden ser de distintos tamaños, formas, texturas y colores. Son el recuerdo de lo que un día dolió. El vestigio de la batalla librada. Algunos dan fe de que co...