Elisa, Aarón, Karla, Ramsés, Melissa, Isaac, Fátima, Lulú, Grazziella, Paolo, Rubén y su esposa Jazmín; todas esas personas estaban en el altar comprometiéndose como testigos y padrinos, en la presentación de un hermoso varoncito.
Ramsés tomó al niño en sus brazos y elevó una oración al cielo:
-Gracias te damos, amado Dios, por la vida de este niño. Te presento en el nombre de Jesús a Thiago Mateo Bianchi Clark. Te pido que tu bendición sea sobre su vida. Que tu espíritu descienda sobre él y que hagas morada para siempre en su mente y corazón. Que cuando crezca y sea una persona consciente, él tome la decisión de amarte, adorarte y servirte. Gracias Señor, amén.
El pastor entregó al pequeño en los brazos de su padre. Mateo besó a su retoño, luego a Victoria y después a su esposa. Sin duda, Dios había cumplido su palabra y lo bendigo en gran manera.
Mateo y Stephanie se amaron con sus desatinos y virtudes. Con sus infortunios y Victorias. Se curaron las heridas innumerables veces uno al otro y aprendieron a no avergonzarse de sus cicatrices.
Pero sobre todo, se dieron cuenta de que, Volver a Amar es posible... siempre lo es.
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VOLVER A AMAR © (Libro #3)
RomanceLas cicatrices son aquellas marcas que quedan después de que una herida ha sanado. Estas pueden ser de distintos tamaños, formas, texturas y colores. Son el recuerdo de lo que un día dolió. El vestigio de la batalla librada. Algunos dan fe de que co...