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NARRADOR.|
La miro atentamente; la asgardiana tenía un largo cabello rubio que le llegaba por debajo de su cintura, tenía unas cuantas trenzas hechas en varios mechones de su pelo y vestía con ropa típica de su pueblo, era una autentica guerrera asgardiana, aparte de ser la princesa de asgard y diosa de la oscuridad, hermana menor de thor y loki.
La princesa, ni siquiera le había dirigido la mirada desde que llego a la torre en busca de su hermano. Se encontraba sentada sobre una mesa mientras comía una manzana.
—Silvania, no deberías estar aquí.— La regaño thor al verla. Todos estaban atentos a la conversación de los hermanos.
—Ahorrate eso, hermanito.—Lo freno.— Me canse de la vida como princesa, no creo que a tus amiguitos les moleste que me quede algunos días aquí.
Miro a todos los presentes, pero su mirada se freno es tony stark, que no había dejado de mirarla desde que llego. Y según ella, él era el jefe.
Se bajo de la mesa y camino hasta quedar adelante de tony.— Oh, le molestaria señor stark?— Consulto antes de darle una mordida a la manzana.
El millonario rápidamente negó.— No, para nada. Sera un placer que se quede en la torre, majestad.
Sonrió ampliamente girándose a ver a su hermano mayor.— Ves! Al jefe no le molesta que me quede..
—Silvania, deja de jugar! Padre va a enojarse demasiado si ve tu actitud.— Volvió a regañarla.
—¿Qué actitud?—Se hizo la desentendida con una sonrisa inocente en su bello rostro.
—No se confíen de ella, es peor que loki.— Les advirtió a todos, haciendo que ella le dedique una mala mirada.
—Por eso mi favorito es el adoptado!
A todos les generaba diversión y hasta un poco de ternura la discusión que se había formado entre los dos hermanos.
Cuando las agua se calmaron entre el dios del trueno y la diosa de la oscuridad — Thor se fue por su lado y la dejo sola en la torre con todos los demás que estaban completamente metidos en sus cosas.
—¿Quieres qué te muestre tu cuarto?— Consulto tony llamadando su atención. La rubia asintió con una sonrisa, estaba aburrida.
—Si, gracias.— Lo siguió.— Entonces, en serio eres dueño de todo esto? Suenas como alguien realmente genial y divertido.—Admitio.
— Si, eso creo.— La miro cuando subieron al ascensor.— Qué sabes de mi?
—Que eres inteligente y millonario.
—Sabes lo justo y necesario.
Asintió.— Si, supongo. Mi hermano no me ha contado mucho de ustedes..
—¿Y te gustaría saber más sobre aquí?
— Si, por supuesto!
—Bien, esta noche iremos a comer.
[>>>]
Dos años habían pasado desde su llegada a la tierra, dos años desde su primera cita con tony stark, dos años de haber conocido al amor de su vida.
—Princesa, todo bien?— Pregunto tony al verla perdida en sus pensamientos ignorando cada uno de sus comentarios.
Ambos estaban en el taller de tony, él se encontraba arreglando uno de sus tantos trajes y ella solo le hacia compañía, mientras él le explicaba como funcionaban.
—Si, solo pensaba en él día que nos conocimos.. — Murmuro ella.— Jamás pense que iba a conocer al amor de mi vida ese día.
Tony, dejo las herramientas que tenía en sus manos para acercarse a ella con una sonrisa de enamorado en el rostro, él tampoco creía que la asgardiana había terminado siendo la luz de sus ojos.
—Agradezco tanto que hayas llegado ese día a la torre, eres lo mejor que tengo.— Fue completamente sincero, ella era lo más lindo que tenía en su vida.
— Oh, tony..— Susurro ella tomándolo de las mejillas dejando un casto beso en sus labios, no podía estar más enamorada.— Te amo, ¿Lo sabes, no?
Asintió antes de volver a besarla, esta vez fue un poco más largo que el anterior.— Lo se, me lo demuestras todos los días.
Los dos se miraron fijamente diciéndose absolutamente todo con la mirada y de nuevo se formo un beso, uno más apasionado que el anterior.
— Tony.. — Susurro ella entre el beso intentando alejarlo, pero él la ignoro y ella se dejo llevar por los besos de su hombre.
Cuando todo lo que pasaba a su alrededor dejo importarles, cuando la ropa comenzó a molestarles, escucharon voces en el piso de arriba.
—¡Hermana!— El grito de thor la hizo separarse de tony demasiado rápido que ni tiempo le dio al millonario para que se diera cuenta de lo que pasaba.
—¿Qué fue eso?— Consulto.
—Llego mi hermano.— Le aviso.
—Ve a decirle que se vaya, que tenemos que salir con urgencia o inventa algo para que se vaya de aquí.
—No voy a echarlo, tony.— Se negó a hacer eso.
Stark, con una sonrisa maliciosa se acerco a ella susurrandole varias cosas al oído para luego alejarse de ella mirandola con, ahora, una sonrisa más arrogante.
