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NARRADOR.|
La pequeña barton observaba cada movimiento que hacían a su alrededor, ella era especial, dirán.. ¿Cuál es la razón de esto? ¿Por qué es especial? Bueno, alison barton podía oír y sentir cada movimiento, aun que sea el más mínimo e insignificante del mundo.
Sus sentidos auditivos y de visión estaban súper desarrollados. Esto, hacía que sufriera muchos dolores de cabeza. No podía ignorar lo que pasaba a su alrededor, juraba que podía escuchar lo que hacían las hormigas incluso.
Y había alguien que lograba sacarla de quicio en segundos, ese era, pietro maximoff. Con su estúpido poder de velocidad que lograba darle dolor de cabeza.
La pequeña barton, podía verlo en cámara lenta cada que él usaba su poder y era otra cosa que le daba esos dolores.
—¡Dios! No es necesario que uses tu estúpido poder para ir a la cocina. —Se levanto de su asiento con enojo.
-Cariño, tranquila.-Pidió su padre desde el sofa. Pietro la miro sin decir nada, él la quería y ella solo lo quería lo más lejos posible.
—Iré con banner.—Aviso yéndose al laboratorio del anteriormente nombrado, donde era sumamente pacifico y podía estar más tranquila.
-Hola, pequeña.-La saludo bruce en un tono bajo y tranquilo. Ella le sonrió al verlo, agradecía que banner y tony estuvieran buscando una solución para los dolores de cabeza que le causaba su "poder"
—Hola, ¿como van?—Consulto sentándose sobre una de las mesas para ver que hacían ambos hombres.
-Casi terminamos el primer prototipo, pero te recuerdo que esto es prueba y error.. Llevara su tiempo.-Le aviso tony.
-Si, lo se.
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Sus pies se balanceaban suavemente; estaba sentada sobre la mesada de la cocina bebiendo un vaso de agua, eran las tres de la madrugada y ella no podía conciliar el sueño por lo mismo, sus estúpidos "poderes".
Sentia que más que un poder, era una maldición.
—¿No puedes dormir?—Entro pietro a la cocina, y magníficamente lo hizo sin estar usando sus poderes.
—No, y gracias por haber entrado como una persona normal.—Le sonrió. Y él no pudo sentirse mejor al verla así, tranquila y no enojada con él.
Ella lo queria, pero la estresaba demasiado aveces.
—¿Qué tienes? ¿Es por lo mismo?— Consulto manteniendo un tono bajo y suave para no hacerla sentir peor.
—Si, es horrible.. Sabes, escucho todos los ruidos posibles, siento cada movimiento.. Incluso creo que siento como caminan los insectos del jardín.— El cansancio en su voz era impresionante.—No puedo apagarlo, pietro.
—Ven, vayamos al cuarto.—Propuso agarrandola de la mano para guiarla hasta su habitación.
Al entrar al cuarto ella se subió a su cama sentándose como indio, él se sentó en la esquina de la cama y abrió sus brazos invitándola a que lo abrace, y eso hizo al instante.
—Me encantaría poder ayudarte.— Admitió mientras le acariciaba el cabello muy suavemente.
—Tranquilo, todo esta bien.—Se acurrucó mejor en el pecho de él.— Gracias por estar aquí.
