Capítulo 2

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¿Y bien? -Nuestra compañera de clase Haneul se había plantado ante nosotras con los brazos en jarras bloqueándonos el paso hacia el primer piso.

Los alumnos, que tenían que apretujarse para pasar a nuestro lado, protestaron por el atasco, pero a Haneul le era indiferente. Mientras retorcía entre sus dedos la fea corbata del uniforme del Saint Lennox con expresión severa, nos preguntó-: A ver, ¿cómo pensáis ir disfrazados?

El fin de semana era su cumpleaños y nos había invitado a su fiesta de disfraces anual.

Jeongin sacudió la cabeza, irritado.

-¿Sabes que cada vez te comportas de forma más rara, Haneul? Antes ya eras extraña, pero últimamente la cosa empieza a ser realmente extravagante. ¡La gente no pregunta a los invitados cómo se vestirán para su fiesta!

-¡Exacto! A ver si al final tendrás que celebrarla sola.

Traté de escabullirme discretamente hacia la escalera, pero Haneul alargó la mano a la velocidad del rayo y me agarró del brazo.

-Cada año le doy un montón de vueltas a la cabeza para encontrar un tema interesante de verdad, y al final siempre aparece un aguafiestas que hace lo que le da la gana -dijo-. Solo hay que pensar en «El carnaval de los animales» y ¡en todos los que se clavaron una pluma en el pelo diciendo que representaban a una gallina! Sí, Lix, ya puedes poner cara de culpable. Sé muy bien de quién fue la idea.

-No todo el mundo tiene una madre aficionada a las máscaras de elefante de papel maché -dijo Jeongin mientras yo me limitaba a murmurar fastidiado «Tenemos que ir a clase».

Me contuve para no añadir que en ese momento me importaba un pito su fiesta; pero supongo que se me debía de notar en la cara, porque, en lugar de apartarse, Haneul me apretó el brazo con más fuerza.

-¿Y os acordáis de «La fiesta playera de las Barbies»? - Haneul se estremeció visiblemente ante el simple recuerdo de aquella fiesta (y con razón, dicho sea de paso) y después respiró hondo antes de añadir-: Esta vez quiero ir sobre seguro. «Verde que te quiero verde» es un tema fabuloso y no dejaré que nadie me lo estropee. Para que os queda claro: la laca de uñas verde o un pañuelo verde no bastan.

-¿Te apartarías si te pusiera un ojo morado? -gruñí-. Seguro que para cuando llegue la fiesta estará verde.

Haneul hizo como si no me hubiera oído.

-Yo, por ejemplo, iré de Eliza Doolittle, la florista victoriana. Sarah tiene un disfraz de pimiento verde genial (aunque no sé cómo lo hará cuando tenga que ir al lavabo). Daehyun va de prado florido, envuelto de la cabeza a los pies en césped artificial.

-Haneul...

Por desgracia, se resistía a dejarse apartar a un lado.

-Y a Minho una modista le está haciendo un traje. Pero aún es un secreto de qué irá disfrazado. ¿No es verdad, Minho?

Mi primo Minho, encajado entre un montón de alumnos de primero, trató de detenerse, pero se vio empujado escaleras arriba por la multitud.

-Bueno, en realidad no es muy difícil de adivinar. Solo os diré: siete tonos diferentes de verde. Y si todo va bien, me presentaré acompañado del rey Oberón.

Tuvo que gritar la última frase por encima del hombro, y mientras la pronunciaba me miró y sonrió de un modo extraño. Ya lo había hecho antes en el desayuno, y había faltado poco para que le tirara un tomate a la cara.

-Bien por Minho -dijo Haneul satisfecha-. Viene de verde y con compañía masculina. Esos son mis invitados preferidos.

La compañía masculina de Minho no sería... No, imposible. Hyunjin nunca se pegaría unas orejas puntiagudas. ¿O tal vez sí? Miré hacia Minho, que se movía entre el tumulto como un rey. Su resplandeciente cabellera roja en una especie de peinado estilo retro, y todas las chicas y donceles de las clases inferiores lo miraban con esa mezcla de aversión y admiración que solo puede provocar la pura envidia. Probablemente al día siguiente el patio de la escuela estaría invadido de encantadores peinados retro.

EsmeraldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora