Realmente ese día ya me había deparado toda clase de sorpresas (la más importante, para abreviar, ¡que Hyunjin me amaba! Ah, y también el asunto de la espada y de morirse, claro), pero ese picnic familiar nocturno en mi habitación me parecía la más extraña de todas. ¡Ahí estaban casi al completo, reunidas sobre mi alfombra, las personas que más me importaban en el mundo, mamá, la tía Eunji, Soobin, Youngmi, Jeongin... y Hyunjin, riendo y hablando como locos e interrumpiéndose constantemente unos a otros! Y todos tenían chocolate en la cara. (Como la tía Sunhee y Minho habían perdido el apetito y lady Misuk abominaba por principio de todo lo dulce, teníamos todo el pastel de chocolate para nosotros.) De hecho, tal vez el pastel tuviera algo que ver con que entre Hyunjin y mi familia se hubiera creado enseguida un clima de confianza, pero seguramente también había influido que él se mostrara tan natural desde el principio. Nunca antes le había visto tan cómodo y relajado, y eso a pesar de que mamá y la tía Eunji no paraban de hacerle preguntas que iban de lo curioso a lo incómodo y de que Soobin le llamaba Golum todo el rato.Cuando desapareció la última miga de pastel, la tía Eunji se levantó gimiendo
-Creo que debo volver a bajar para respaldar a Misuk. Mister Turner se ha introducido en la casa junto con el pequeño admirador de Minho y seguro que ya estarán riñendo por las begonias -dijo, y añadió dedicando una de sus sonrisas con hoyuelos a Hyunjin-: ¿Sabe?, para ser un Hwang es usted extraordinariamente simpático, Hyunjin.
Hyunjin también se levantó.
-Muchas gracias -replicó alegremente, y le estrechó la mano-. Para mí ha sido un verdadero placer conocerla.
-¡Uh! -Jeongin me clavó un codo en las costillas-. Y, además, tiene modales. Levanta el trasero de la silla cuando una dama se pone en pie. Y vaya preciosidad de trasero. Lástima que, aparte de eso, sea un cerdo.
Puse los ojos en blanco.
Mamá se sacudió las migas de la ropa y tiró de Youngmi y Soobin.
-Vamos, venid, ya va siendo hora de irse a la cama.
-¡Mamá! -exclamó Soobin ofendido-. ¡Es viernes y tengo doce años!
-Y a mí también me gustaría quedarme. -Youngmi levantó los ojos y dirigió una mirada candorosa a Hyunjin-. Me gustas -dijo-. Eres guapo de verdad y además muy simpático.
-«Guapo de verdad» -me susurró Jeongin-. ¿No crees que se ha sonrojado un poco?
Eso parecía, sí. Qué mono.
El codo de Jeongin se clavó de nuevo en mis costillas.
-Se te están poniendo ojos de borrego -susurró.
En ese momento Xemerius entró aleteando por la ventana cerrada, se instaló sobre el escritorio y lanzó un eructo de satisfacción.
-Cuando el inteligente y extraordinariamente bello daimon volvió esperanzado de su vuelo, tuvo que constatar con dolor que en su ausencia el muchacho no había perdido la camisa amarillo pipí ni su inocencia... - citó de su novela no escrita.
Articulé un mudo «Cierra el pico» en su dirección.
-Era solo una observación -continuó ofendido-. La oportunidad era favorable. Al fin y al cabo tampoco eres tan joven y quién sabe si de aquí a dos días no lo odiarás otra vez con toda tu alma.
Después de que la tía Eunji se hubiera ido y mamá hubiera empujado a mis hermanos fuera de la habitación, Hyunjin cerró la puerta y nos miró sonriendo.
Jeongin levantó las manos.
-¡No, olvídalo! No me voy a ir. Tengo que comentar cosas importantes con Lix. Cosas estrictamente confidenciales.
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Esmeralda
Hayran KurguLibro Tres Hyunjin está en grave peligro y su única esperanza es Lix... aunque Felix ya no confía en él. A Lix no le hacía ninguna ilusión ser el último viajero en el tiempo, ni tener que saltar al pasado para cerrar el Círculo de los Doce (que, ade...