Mister Marley arrugó la frente cuando irrumpimos en la Sala del Cronógrafo.-¿No le ha vendado los...? -empezó a decir, pero Hyunjin no le dejó acabar.
-Hoy elapsaré con Felix al año 1953 -anunció. Mister Marley puso los brazos en jarras.
-No puede hacer eso -respondió-. Necesita su contingente temporal para la operación Turmalina negra barra Zafiro. Y le recordaré que la operación tiene lugar simultáneamente.
El cronógrafo se encontraba sobre la mesa, ante mister Marley, y las piedras preciosas centelleaban bajo la luz artificial.
-Cambio de planes -dijo Hyunjin escuetamente, y me apretó la mano.
-¡Yo no sé nada de eso! Y, además, no les creo. -Mister Marley torció la boca en una mueca de enfado-. Mis órdenes indican con toda claridad...
-No tiene más que llamar arriba e informarse -le interrumpió Hyunjin señalando el teléfono de la pared.
-¡Justamente eso es lo que voy a hacer!
Mister Marley, con las orejas coloradas, se dirigió muy tieso hacia el teléfono. Hyunjin me soltó y se inclinó sobre el cronógrafo, mientras yo me quedaba inmóvil junto a la puerta como una estatua. Ahora que ya no teníamos que correr, de repente me sentía totalmente paralizado, como un reloj al que se le había acabado la cuerda. Ni siquiera sentía ya los latidos de mi corazón. Era como si poco a poco me estuviera convirtiendo en piedra. En realidad, un millón de ideas deberían haber bullido en mi cabeza, pero en lugar de eso solo sentía un dolor sordo.
-Lixie, ya está todo ajustado para ti. Ven. -Sin esperar a que le obedeciera e ignorando las protestas de mister Marley («¡Deje eso! ¡Esto es función mía!»), Hyunjin me arrastró hacia la mesa, cogió mi flácida mano y con mucho cuidado colocó un dedo en el compartimento bajo el rubí-. Enseguida estaré contigo.
-¡No tiene permiso para manipular el cronógrafo por su cuenta! - exclamó indignado mister Marley mientras descolgaba el teléfono-. Informaré inmediatamente a su tío de esta infracción de las reglas.
Aún tuve tiempo de ver cómo marcaba un número antes de sumergirme en un torbellino de luz rojo rubí.
Aterricé en medio de una profunda oscuridad y caminé mecánicamente, avanzando a tientas, en dirección hacia donde se suponía que se encontraba el interruptor.
-Ya me ocupo yo -oí decir a Hyunjin, que había aterrizado silenciosamente detrás de mí. Dos segundos más tarde, la bombilla se puso a parpadear en el techo.
-Sí que ha ido rápido -murmuré. Hyunjin se volvió hacia mí.
-Oh, Lixie -dijo suavemente-. ¡Siento tanto esto!
Y al ver que yo no me movía ni le contestaba, se acercó en dos zancadas y me abrazó. Apoyó mi cabeza en su hombro, hundió la barbilla en mis cabellos y susurró:
-Todo irá bien, te lo prometo. Todo se arreglará.
No sé cuánto tiempo estuvimos así inmóviles. Tal vez fueran sus palabras, que repetía una y otra vez, o tal vez también el calor de su cuerpo, lo que poco a poco me arrancó de mi parálisis. En todo caso, finalmente un susurro brotó de mis labios.
-Mamá... ya no es mi madre -dije tristemente.
Hyunjin me condujo hasta el sofá verde en el centro de la habitación y se sentó a mi lado.
-Lixie, no sabes cuánto siento no haberlo sabido antes -dijo afligido-. Entonces hubiera podido prevenirte. ¿Tienes frío? Te castañean los dientes.
Sacudí la cabeza, me recliné contra él y cerré los ojos. Por un momento pensé en lo bien que estaría que el tiempo se detuviera en ese sótano, en el año 1953, en ese sofá verde donde no había problemas ni preguntas ni mentiras, sino solo Hyunjin y su consoladora cercanía, que me envolvía aislándome de todo. Pero, por desgracia, la experiencia me había enseñado que mis deseos no se acostumbraban a hacerse realidad.
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Esmeralda
FanfictionLibro Tres Hyunjin está en grave peligro y su única esperanza es Lix... aunque Felix ya no confía en él. A Lix no le hacía ninguna ilusión ser el último viajero en el tiempo, ni tener que saltar al pasado para cerrar el Círculo de los Doce (que, ade...