Demon's Blood

Epílogo

"𝙰𝚗𝚍 𝚙𝚊𝚒𝚗 𝚐𝚎𝚝𝚜 𝚑𝚊𝚛𝚍, 𝚋𝚞𝚝 𝚗𝚘𝚠 𝚢𝚘𝚞'𝚛𝚎 𝚑𝚎𝚛𝚎 𝚊𝚗𝚍 𝙸 𝚍𝚘𝚗'𝚝 𝚏𝚎𝚎𝚕 𝚊 𝚝𝚑𝚒𝚗𝚐 — 𝙸𝚏 𝙸 𝙲𝚘𝚞𝚕𝚍 𝙵𝚕𝚢"
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Mitras

Habían pasado horas desde que las guerreras de Alice se dirigieron hacia Mitras con la única intención de proteger al heredero del Imperio de la Luna. Por ordenes del General Pixis, la familia de Alice estaba siendo resguardada junto a la Reina Historia en algún campo remoto del corazón de las murallas.

Para las guerreras fue inevitable obedecer a Alice, pues en su hijo también había sangre real a la que rápidamente respondieron y Damián demostró su confianza en ellas rápidamente. Para la reina Historia, aquel pequeño no era un extraño tampoco, la rubia jugaba con Damián quien mostraba una alegre sonrisa con ella.

—Nacerá pronto, ¿no, majestad?—preguntó Ana Idomani mirando a Historia con emoción, ella asintió—¡Podría ser una bella princesa para mi nieto!

Las palabras de Ana tomaron de imprevisto a los presentes, las guerreras la miraron con algo de sorpresa, pues incluso si Ana tenía razón, podría ser la unión entres dos naciones con poder impactante. Pero no estaban seguras de cómo reaccionaría el Imperio y su gente.

—¡Madre!—regañó Gerard molesto, Ana soltó una risa mientras Damián la miraba curioso con sus profundos ojos azules mientras sonreía.

—¿Qué? ¡Mi nieto también es realeza!—gritó Ana emocionada, aquello ocasionó que el rostro de Historia se pintara en rojo pero hizo algo aún peor.

Pues la dulce sonrisa de Damián desapareció.

—Mira mamá, ya lo asustaste—bufó Gerard molesto caminando hacia Damián.

Los ojos del niño comenzaban a cristalizarse, lágrimas amenazaban en salir. Ana intentó acercarse a él, pero Damián se levantó desesperado de la manta dónde estaba y corrió hacia Xochi, quien se agachó preocupada hacia él de inmediato.

El heredero seguía aguantando el llanto, se daba suaves golpes en su pecho con su pequeña mano derecha, mientras daba pequeños saltos y soltaba algunos chillidos, estaba alterado.

Era un niño que no sabía cómo expresar su dolor.

Comenzó a llorar.

—Oh, tranquilo pequeño Damián—llamó Ana intentando acercarse, Damián se jaló el cabello desesperado—¡Damián!—gritó Ana sorprendida.

Historia y Gerard lo observaron preocupados, trataron de acercarse a él pues solía ser un niño demasiado tranquilo.

—Pa...pá—sollozó y abrazó a Xochi, aferrándose a ella—Ma...má

Esas dos palabras cortadas bastaron para alertar a las guerreras. Después de las palabras honestas de Yamil, si lo que decía Canek era cierto, Damián sería el fruto de aquellas dos almas destinadas a estar juntas. Además de tener el instinto, era su hijo y estaba igualmente conectado a ellos.

—Ouh—murmuró cada una de las guerreras, flexionaron su cuerpo reaccionando al dolor del instinto.

Xochi también lo hizo y apretó a Damián en sus brazos hacia su pecho, el niño lloraba desconsolado, aferrándose a Xochi para sentir algo de calma.

Las guerreras entendieron; Damián estaba llorando a sus padres.

—Alice...—murmuró Xochi y lágrimas deslizaron de su rostro también. Si a ella le dolía y apenas lo soportaba, no podía imaginar cómo se sentía Damián.

La familia de Alice y la Reina Historia los miraban con miedo y preocupación, habían hecho mención a la madre del niño.

—¿Qué ocurre con mi hija?—preguntó Ana con temor inclinándose a Xochi.

—¿Qué está pasando?—preguntó Historia preocupada levantándose de la cama.

—Algo malo sucedió con Alice—murmuró Xochi, miró a Damián preocupada—Y con el Capitán Levi también...

—¿El Capitán Levi también?—preguntó Historia con miedo.

—Damián es el vínculo entre ambos—murmuró Xochi arrullándolo, Damián seguía llorando desconsolado, estaba sufriendo—Algo les ha pasado para que reaccionara así. Algo muy malo.

Ana cayó al suelo, se había desmayado, Gerard e Historia se acercaron a ayudarla.

Los gritos llenaron la sala, entraron médicos de la Isla a atenderla de inmediato, mientras que las guerreras trataban de procesar el dolor, algunas lloraban otras solo pudieron gritar para distraerse del dolor que el instinto les había hecho sentir. Xochi intentaban calmar a Damián, pero le fue imposible.

—¡Mi mamá! ¡Quiero a mi mamá!—lloró Damián en el pecho de Xochi—¡Papá! ¡Mi papá!

Lo inevitable pasó, era demasiado dolor para el pequeño cuerpo de Damián, él como su abuela igualmente se desmayó. Los médicos estaban ocupados con Ana, fue Xochi quien decidió ayudarlo.

—Por favor alteza, reciba esta ofrenda de mi parte—susurró en su idioma natal mientras deslizaba su cuchilla por su antebrazo—Le ofrezco mi fuerza y poder, que una samaritana pura del Imperio puede ofrecer.

Las guerreras notaron de inmediato que Xochi estaba haciendo un rito de sangre, Damián necesitaba sangre del Imperio. Con dolor y pesadez la rodearon para evitar que sus marcas fuesen vistas por ajenos al Imperio, era una acción muy sagrada para ser vista al simple público, sobre todo si se trataba de alguien con sangre real.

Xochi logró que de su antebrazo la sangre deslizase, con su mano izquierda tomó algo de esta y la pasó por debajo de las fosas nasales de Damián, luego dibujo un círculo de sangre sobre la frente y pecho del niño, como sí de una luna se tratase.

—Y que los dioses me oigan—murmuró Xochi apunto de llorar—Protejan a mí reina y a su familia. Por favor.

Cerca de la Muralla María

La heredera pérdida se aferraba a su cuerpo, abrazándose a sí misma tratando de borrar la horrible idea de que su esposo estuviese muerto. Habían logrado huir del escuadrón Jaegerista con éxito, sin embargo quería evitar verle el rostro, odiaría tener que recordarlo de esa manera.

—¡Aún respira!—gritó con esperanza Hange. Alice alzó el rostro hacia ella, su comandante tenía razón.

Sintió el lazo con él resurgir y solo por un segundo se sintió aliviada, pues a lo lejos de ellas pudo escuchar una ráfaga de disparos. Dejó a dos personas importantes para ella atrás y probablemente el destino ya había tomado aquella vida que intercambió por la de Levi.

—Gracias por haberme protegido chicas—susurró Alice fluidamente en el idioma del Imperio.

Era una guerra después de todo, no todos podían sobrevivir.