Yo te protegeré

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Advertencia: este capítulo puede llegar a herir su sensibilidad.

Se recomienda discreción.

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Yamil

Desde que recibió otra carta del Capitán se vió más feliz, radiante y me encantaba verla de esa forma, pero no me agradaba para nada la razón de su felicidad.

Sin embargo no podía dejarla sola, nunca lo hice y solo fue cuando me lo ordenó. Aunque le ordenó a Dan que nadie la siguiese, no le podía permitir estar más tiempo sola, no en esta Isla de demonios.

—¿Por qué me arrastras a mí en esto? Su orden fue que no la siguiéramos—bufó Dan nerviosa, solté un pesado suspiro.

—Mira, yo no conozco a nadie aquí y no confío en ellos, ¿entiendes? Solo aseguramos a nuestra monarca y al heredero...—contesté molesta, Dan me miró con sorpresa y una leve sonrisa.

—Entiendo...—murmuró Dan firme—Pero deberías confiar en el Capitán Levi. Él realmente se preocupa por ella—dijo con un suspiro.

—Claro, lo que digas—bufé de mala gana deteniendo mi caballo.

Observamos a lo lejos como la carroza de Alice se detenía y los soldados cambiaron por nuestros guerreros. Volteé a Dan confundida, comenzaron a andar y después de minutos tomaron una desviación hacia un bosque en la muralla siguiente a la capital.

La última vez que Alice y aquel demonio se vieron fue en la primera muralla, no en la segunda. Además ¿Qué hacían guerreros del Imperio transportándola si nos alejó a nosotras? Teníamos que estar con ella.

—Dan...—la llamé preocupada.

—Sí, lo sé—murmuró igual que yo—Sigámoslos de lejos...

—¿Recuerdas lo que nos dijo cuando llegó al Imperio?—pregunté a su lado—No quería a ningún hombre cerca de ella...

Cuando nos dijo eso tuve esperanza, de verdad quería intentarlo y esperaba que lo dijera por la razón que yo creía, pero no fue así.

—Y siempre estuvo rodeada de mujeres, sobre todo de tu presencia—murmuró Dan observando su carroza a lo lejos.

—¿Qué te puedo decir? Mi propósito es servir a los de sangre real—bufé decepcionada.

—Es la causa más noble, Yamil—dijo emocionada volteando a mi.

—Sí, pero tardé en encontrarlo—bufé mirándola.

—Yo esperaba tener un propósito...

Volteé a ella con sorpresa, ¿por qué lo decía de esa manera? No podía ser posible.

Era reciente, pues cuándo se fue del Imperio aún no lo había encontrado. Jalé mi caballo frente a ella, la miré a los ojos.

—¿Un control?—pregunté en shock, Dan me miró nerviosa—Dime que es alguien del Imperio que conociste en esta Isla, Dan. Por favor tu no también...

Otro demonio no podía ser el control de un guerrero.

—Es mi control, Yamil. No puedo decidirlo, pero él no sabe que lo es—murmuró con decepción.

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