La Heredera Perdida

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Año 852

La llegada de Alice al Imperio no fue para nada sútil, llamativa sobre todo. El instinto de Alice era demasiado fuerte que se podía percibir a metros de ella, una cualidad que no todos poseían.

Fue escoltada a Palacio donde derrocó al tlatoani anterior, fue fácil, solo palabras de ella bastaron para que los escoltas de él se retiraran de su lado y en cuánto se volvió monarca comenzaron su labores de Tlatoani, el significado de monarca en el idioma del Imperio.

Ikal arrojó un periódico frente a ella, Alice lo observó confundida, aún no entendía del todo el idioma del Imperio. Ikal se sentó frente a ella y sonrío tomando el periódico.

—¿Qué dice? —preguntó Alice curiosa acomodando la corona, esta apretaba un poco su cabeza.

—El Imperio se alegran de que derrocaras al rey anterior—dijo Ikal con una sonrisa—Haz llamado la atención del mundo entero. Todos conocen nuestro instinto, están sorprendidos que hayamos encontrado a nuestra verdadera monarca.

Alice no pudo evitar darle una sonrisa amable, habían conseguido lo que el Imperio quería para ellos, ahora les tocaba ayudar a Paradis.

—¿Cuándo ayudaremos a Eren y a la Isla? —preguntó Alice a Ikal.

—Tenemos que ser sigilosos Alice, el Imperio apenas tolera a los mestizos, tienen un gran odio hacia los descendientes de Ymir—murmuró Ikal mirándola.

—Quiero creer que con las palabras correctas accederán a ayudar a Paradis—dijo Alice con esperanza.

No fue así, Ikal se lo advirtió y tuvo que mantener un perfil bajo acerca de querer ayudar a Paradis, los líderes le causaban un terrible dolor de cabeza al solo pensar en atacar la Isla sin saber que ella había nacido ahí.

—La mejor manera de hacer pagar a Marley por su mal trato es si llegamos antes que ellos a Paradis y terminamos con esa Isla primero, su majestad—dijo uno de los líderes mirando a Alice—El mundo nos verá como los iguales a Marley, sin necesidad de utilizar titanes, solo la fuerza militar.

—Atzin tiene razón su majestad, Marley ahora esta en guerra con las Fuerzas del Medio Oriente, debemos aprovechar y atacar Paradis ahora—dijo otro de los líderes, Alice los miraba sin palabras.

—¿Estás escuchando lo que dices, Atzin? —preguntó Alice molesta—Marley ha mandado barcos y ninguno regresó devuelta. Además hay titanes ahí, ¿cierto? Declararle la guerra a Paradis ahora no tiene sentido.

—¡Debemos atacar al instante! No más barcos de reconocimiento, sino con la marina. Cualquiera que sea la amenaza ahí, acabaremos con ella—dijo Atzin ignorando por completo las palabras de Alice.

—No puedes luchar con un enemigo al que no conoces, Atzin—contestó ella mirándolo frustrada—¿Qué hay de la gente que vive en las murallas? —preguntó Alice preocupada hacia los líderes, todos la miraron sin habla.

—Ahí adentro no hay gente, su majestad. Solo demonios de Ymir—gruñó uno de los líderes, Alice lo miró con sorpresa—No les está teniendo lástima, ¿cierto? —preguntó poniendo en duda a los demás líderes.

La tlatoani se estaba tomando su tiempo para dar órdenes acerca del futuro del Imperio, notaban que ella no estaba interesada en una guerra contra Paradis. Alice volteó hacia Ikal que la miraba con intensos ojos cafés, ella negó de inmediato al líder, un dolor recorría su pecho, rechazaba su sangre eldiana.

—En esa Isla no hay personas, su alteza. Solo hay demonios—dijo Atzin, los demás líderes concordaron con él—Y Marley cometió el error de tratarnos igual que ellos..

Demon's BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora