A las lejanías de Masachusset, en un pueblo llamado Concordia, existía una familia conformada por cinco hermanas: Anne, Meg, Jo, Amy & Beth, además de un hermano por elección, su vecino, Theodore "Laurie" Laurence, quien como un gesto de agradecimie...
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Finalmente el evento que sería la salvación de los Bridgertons había llegado, llevaban días preparándose para que todo saliera perfecto y poder acabar con toda la ola de rumores que los rodeaba.
Incluso planearon con sumo detalle las prendas que portarían, a pesar de que Anne estuviera algo molesta con Daphne, debía de admitir que tenía razón. Desde que llego a la ciudad descubrió la importancia de mantener las apariencias y aunque en Concordia, Massachusetts eso no era de gran relevancia, aquí sí. Por lo que debía de adaptarse y buscar mantener a su familia política lo mejor posible. Por eso mismo, lucía un vestido de color verde esmeralda que resaltaba de cierta manera su vientre algo abultado. Lucir vestidos de colores oscuros y profundos era algo que hacían las esposas, demostrando que habían dejado de ser inocentes debutantes. Totalmente sutil, nótese el sarcasmo.
Tan pronto la vio bajar de las escaleras, Anthony sonrió siguiéndola con la mirada. Era la primera vez que lucía algo que se acentuara ligeramente a su embarazada figura, y era un total espectáculo. Cada una de sus curvas eran apretadas por la tela de su vestido, el color resulto causar un perfecto contraste con su blanco tono de piel y sus ojos azules, como toque final su cabello estaba trenzado sujetando algunos mechones en su nuca y dejando el resto suelto enmarcándole el rostro. Conforme caminaba se podían ver ligeramente sus zapatos de color plata bajos, debido a que al final del día terminarían siendo una tortura para sus hinchados pies.
Su manera de caminar también era diferente, incluso podría decirse que era algo torpe pues estaba acostumbrada a ver perfectamente por donde pisaba, pero ahora que estaba a punto de llegar a los cinco meses de gestación, tal acción comenzaba a dificultarse.
Tan pronto como estuvo frente a él, sonrió al estar cerca de aquellos zafiros que tanto amaba. Tomo su mano y la apretó ligeramente acercándola a su cuerpo. Beso su frente mientras acariciaba su vientre a la par de que Anne cerraba los ojos. Permitiéndose impregnarse del honor varonil que destilaba Anthony. La fuerza de él y la dulzura de ella. La más perfecta de las combinaciones.
El jardín del palacio estaba lleno de súbditos, entre flores y un pequeño laberinto formado por arbustos, la alta sociedad bebía y comía. Mientras la Reina Carlota lucía un vestido de color morado y el cabello blanco le quedaba espectacular, miraba todo a su alrededor como si pudiera descubrir los más profundos secretos con una sola mirada. Mentiría si dijera que no adoraba saber las intimidades que guardaban en una caja fuerte. Los mejores músicos de la ciudad tocaban de manera habilidosa para entretener a los invitados con una melodía clásica buscando distraerlos de su mirada curiosa.
