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❝Cada botella que he robado yace destrozada en el suelo❞

   Sonrió a su amigo en cuanto entró en la comisaría y le dijo con los ojos que luego deberían hablar seriamente

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   Sonrió a su amigo en cuanto entró en la comisaría y le dijo con los ojos que luego deberían hablar seriamente. Él asintió y se quedó viendo como su amiga seguía caminando con seguridad.

Entró por segunda vez a la armería, y rodó los ojos en cuanto la vio allí. Realmente la detestaba.

- Buen día - la saludó amablemente la pelirroja, ella no le respondió - He dicho buen día - dijo esta vez más enfadada. Ésta siguió sin responderle - No sé qué quieres que haga para que me perdones, Blanca. Deberías simplemente dejar ir el pasado.

La otra rio sarcásticamente, y le sonrió con falsedad.

- Si no puedes enmendar las consecuencias de tus errores no lo dejaré ir, Miranda - la miró con odio y comenzó a caminar fuera del lugar, luego de haber cogido unos cuantos cargadores.

- Sigues estancada porque estabas enamorada de ella. Ya déjala ir - bramó con rabia, haciendo que la otra frenara en seco. Volteó a verle y la empujó contra uno de los armarios de la sala. Luego colocó su antebrazo en el cuello de Sara, para que no pudiera moverse.

- No vuelvas a decir en eso si no quieres acabar hospitalizada - susurró por lo bajo, apretando sus dientes.

- Que te lo digan a la cara te sigue doliendo porque nunca lo aceptaste y ella murió sin saberlo - volvió a decir la menor, con el poco aire que le quedaba.

- No te mato porque no soy como tú - le dijo Blanca, soltándola. La otra cayó de rodillas y se tocó el cuello, intentando que el aire pasara a través del mismo - No hables de lo que no sabes, Miranda. La mayoría del tiempo es mejor cerrar la puta boca.

Cogió su arma fuertemente y se dirigió hacia el campo de tiro, practicaría un poco para despejarse.
Se posicionó en frente de uno de los blancos y comenzó a dispararle, pero no podía acertar ninguna bala en la cabeza.

Gritó frustrada y arrojó el arma contra la pared que había detrás, haciendo que el cargador se saliera y se quebrara un poco. No le dio importancia y se dejó caer en una de las paredes laterales de la pequeña cabina en la que estaba, dándole la espalda a la puerta.

Flexionó las rodillas y apoyó en ellas sus codos, sus manos fueron inconscientemente hacia su frente y cabello, mientras sentía lágrimas de rabia, frustración, enfado y tristeza bajar por sus mejillas. Comenzó a sentir su respiración acelerarse acrecentadamente y como de a poco el aire le faltaba cada vez más.

Por la radio preguntaban quién había efectuado disparos en la comisaría pero ella no era capaz de responder. Solo le quedaba esperar a que una de las tres posibles situaciones se cumpliera; que se calmara, que alguien llegara o que se desmayara allí por la falta de oxígeno.

Para su suerte, o desgracia, la segunda fue la que se cumplió. Canario entró allí seguido de Kylie, quienes la buscaban por todos lados, ya que estaban preocupados porque los disparos podrían haber sido efectuados en su contra. Era la única que no respondía por radio.

𝑀𝑜𝑛𝑜𝑐ℎ𝑟𝑜𝑚𝑎𝑡𝑖𝑐 ~ 𝐺𝑟𝑒𝑐𝑜 𝑅𝑜𝑑𝑟𝑖́𝑔𝑢𝑒𝑧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora