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❝He estado huyendo de mis demonios, aterrada de mirar atrás❞

   Sus miradas se cruzaron varias veces durante la mañana, mientras patrullaban y acudían a diferentes avisos

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Sus miradas se cruzaron varias veces durante la mañana, mientras patrullaban y acudían a diferentes avisos.

La mujer no se había podido centrar al cien por ciento en su trabajo, debido a las imágenes de la noche anterior azotando sus pensamientos de manera continua.

Si decía que no le había gustado, o que no sintió nada, mentiría de una forma muy descarada. Se lo había pasado en grande con Greco, y agradecía que le hubiera hecho sentir especial en cada segundo, como si fuera la única persona en el mundo en ese momento.

O al menos la única que le importaba.

Por su parte, el hombre también estaba fascinado por cómo se lo había pasado con Blanca, y confirmaba que con cada día se sentía más cercano a ella. Recordaba verla dormir esa misma mañana, tan pacífica como nunca la había visto.

Siempre estaba estresada o preocupada por algún problema, y es algo por lo que él daría todo por cambiarlo. Necesitaba verla tranquila, sabiendo que nada malo pasaría.

Ambos se encontraban en un atraco en la joyería, lo cual se había repetido bastante esa semana.
Si bien Blanca sabía que se trataba de los Gambino y su mafia, no podía actuar al respecto, pues su vida y la de los que más quería peligraba si lo hacía.

Por lo general, esos atracos finalizaban en una persecución, la cual era muy difícil para la policía, ya que los otros tenían buenos coches y conocían muy bien la ciudad. Sin embargo, a veces podían capturar a algún miembro de la mafia. Pero la peliazul era obligada por Fedor a liberarle sin que este sospechara.

- ¡Atención, rompen negociaciones! - exclamó por radio un de sus compañeros, haciendo que se pusiera alerta y buscara un lugar donde cubrirse, apretando fuertemente su pistola.

Se concentró en saber en qué posición se encontraban dentro de la tienda, mientras que Cano buscaba algún posible tirador. A los pocos minutos pudo averiguar que había cinco dentro, y que tenían un tirador en uno de los edificios cercanos a la joyería.

Con mucha cautela, se trasladó hacia donde estaba Greco, a un lado de la puerta principal.

- Son cinco dentro, y tienen un tirador allí - comentó en un susurro, apuntando con su barbilla hacia donde estaba el nombrado.

- Antes de que le dieran a Canario, abatimos a dos de lo que hay dentro - le informó él, mientras escuchaban por radio a Cano decir que había podido dispararle al tirador.

- Buen trabajo, Cano. Venga hacia donde estamos Greco y yo, que le informaremos de la situación - en cuanto él se colocó en el otro lado de la puerta, ella dio una voltereta mientras disparaba al interior, logrando darle al que se escondía en la parte trasera izquierda. Luego, se paró junto a el hombre - Actualmente se encuentran abatidos Velázquez, Armitche y Johnson, quedamos solo nosotros tres. Dentro quedan dos en pie, uno se encuentra a la derecha de la puerta y el otro a la izquierda de la misma. Si entramos, nos dispararán apenas crucemos la puerta, por lo que creo que deberíamos intentar abatir al menos a uno de los dos antes, ¿de acuerdo?

𝑀𝑜𝑛𝑜𝑐ℎ𝑟𝑜𝑚𝑎𝑡𝑖𝑐 ~ 𝐺𝑟𝑒𝑐𝑜 𝑅𝑜𝑑𝑟𝑖́𝑔𝑢𝑒𝑧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora