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❝Juntos somos ganadores❞

   Golpeó levemente la puerta, sin obtener respuesta alguna

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   Golpeó levemente la puerta, sin obtener respuesta alguna. Llevó rápidamente la mano hacia la pistola que tenía bajo su camiseta en cuanto la puerta se abrió lentamente por sus golpes. Comenzó a caminar por la casa con sigilo, y en cuanto estaba pasando por la cocina, una mano lo jaló hacia una esquina de la misma.

- Haz silencio - le advirtió en un susurro ella, sin soltarle el brazo.

- ¿Pero qué coño está pasando?

- Estamos jugando a las escondidas y es su turno de contar - le explicó, moviendo su cabeza para verle directamente a los ojos - ¿Tú qué tal vas?

- Pues de puta madre la verdad, me he encontrado con la puerta abierta y he pensado que había entrado alguien, espectacular - le respondió sarcásticamente.

- Es que no me ha dejado ni llegar el chaval. Me tiene jugando con él desde que salimos de comisaría y no me ha dado para cerrar siquiera.

Greco suspiró pesadamente, para luego rodearle con sus brazos por la cintura y dejar un suave beso en su frente.

- Casi me matas del susto - dijo burlón, estando cerca del rostro contrario. Ella rio y no se alejó ni un centímetro - Me vas a tener que explicar por qué coño tienes a un niño en tu casa.

- Y lo haré, pero es una historia larga y confusa, tanto que ni yo la logro entender al cien por ciento, hay algunos vacíos. Lo único que es certero, es que debo cuidar al pequeño - le dijo con una sonrisa, acunando la cara contraria con sus manos.

- ¡Oya, me rindo! No sé dónde estás - se escuchó la voz triste del niño en el pasillo del piso.

Blanca salió de la cocina, siendo seguida por el hombre. La cara de el más joven se iluminó en cuanto lo vio, dibujándose una gran sonrisa a la misma vez.

- ¡El barbas! - chilló con emoción, corriendo hacia él para abrazarle por las piernas, ya que era por donde llegaba.

- ¿Cómo estamos? - preguntó con un tono paternal, hincándose en frente suyo en cuanto le soltó.

La mujer sintió el corazón achicarse en su pecho, conmovida por la escena que estaban protagonizando aquellos dos. 

- Pues la verdad que algo cansado, Blanca me ha tenido de arriba para abajo todo el día con los juegos.

Ella no pudo alegar nada en contra por una llamada de un número desconocido en su móvil. Algo confundida respondió y caminó hacia su habitación, no sin antes no decirle un suave "Esto no se queda así" a Alex.

- ¿Quién habla? - preguntó en cuanto estuvo encerrada en su habitación.

- Soy Iris.

- ¿Cómo va todo, Iris? Perdona, es que no tenía tu número guardado - se disculpó con una sonrisa, aunque la otra no la viera.

𝑀𝑜𝑛𝑜𝑐ℎ𝑟𝑜𝑚𝑎𝑡𝑖𝑐 ~ 𝐺𝑟𝑒𝑐𝑜 𝑅𝑜𝑑𝑟𝑖́𝑔𝑢𝑒𝑧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora