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Paola de un momento a otro enrrollo sus mangas de modo que absolutamente todo su brazo se quedara a la vista.

— Mira, me vale tres kilos de mierda lo que sea mi hermana, necesito pegarle. Tengo derecho, soy la mayor— antes de que se levantara del sofá, tome su mano y la jale para que se volviera a sentar en este.

Le había contado absolutamente todo, desde mi plan, cuando me acosté con ella, que la amaba y lo que había sucedido cuando ella se fue.

Como esperaba y anhelaba, no me juzgó, es más, solo me abrazó mientras le contaba como me sentía al respecto y el como odio mis sentimientos. Solo me abrazó mientras yo lloraba.

Sonreí sin mostrar mis dientes — No es necesario, Paola.

— ¡Por dios, fue una estúpida idiota! ¿En serio te dijo nque lo hacías para que se quede?— asentí— ¡Ella no es mi hermana!

— Paola...Pao... — llamé intentando hacer que se calmara —. No digas estupideces. Si, Fernanda fue una idiota, pero eres su familia. No la puedes dejar así — le dije suavemente. Ella me miró con su ceño fruncido pero luego se relajó —. Estoy bien — mentí.

— No, lo estás— aseguró— En cuánto la vea, la castro.

— Estoy bien — insistí.

— Mariana, no has salido más que para trabajar. Has estado tanto tiempo aquí que ni te diste cuenta de que ya pasó casi un mes desde eso. Por Dios, ¡Mírate! Tienes horribles ojeras, ya pareciera que tu color de ojos es rojo, al igual que tu rostro y estás muy pálida. Si antes lo eras, ahora pareces un puto fantasma — me dijo y me abrazó con fuerza —. No decaigas, ¿Si? Ella no te merece.

Solo cerré los ojos y sumergí mi rostro en su cuello, aspirando su olor tan parecido a la de Fernanda. Las lágrimas ya habían empezado a caer por mi ojos, pero por lo menos me sentía protegida y querida finalmente.

— Mariana, eres tierna, hermosa, humilde, amable y cariñosa. Encontrarás a alguien mejor, te lo prometo.

— ¿Y sino es así?

— Siempre habrá alguien, a veces hasta es quien menos esperamos — aseguró y empezó a acariciar mi cabello.

— Pero, ¿Y si consigo a alguien pero no la olvido? ¿Y si la sigo queriendo? ¿Por qué me tuvo que gustar ella, Paola? — ella solo me abrazó con más fuerza.

— ¿Sabes qué? Vamos a ir a una fiesta — fruncí el ceño.

— ¿Qué? Tu nunca vas a fiestas — le recordé.

— Lo sé, pero habrá una excepción, Daniel hará una fiesta mañana en la noche y vas a ir — soltó. Me separé de ella y la miré.

— Estamos entre semana, Paola.

— ¿Ni siquiera la fecha del celular miras o qué? Es viernes mañana es sábado — me di una cachetada mentalmente. Si que estaba perdida —. Irás, conseguirás a alguien y te lo follaras para olvidarte de ella. Fácil. Debe haber alguien que la tenga más grande — rodé los ojos divertida ante lo último.

— Igual, no tengo ánimos — dije.

— Vas a ir. Iré a buscar el vestido más corto y sexy que tengas ahí— dijo levantandose del sofá— Sino te acuestas con nadie, te acuestas conmigo, pero mañana en la noche tendrás sexso si o sí, Hinojosa.

— Ni loca me acuesto contigo.

— Pero ebria si — me guiñó. Yo solo me limité a reír.

...

— ¡Llegamos! — exclamó Paola una vez estuvimos ambas entrando a la ruidosa fiesta tras ser recibidas por Daniel —. Vamos a la barra.

El resto del día se basó básicamente en Paola insultando a su hermana mientras yo hacía lo posible por no oírla. Se quedó a dormir conmigo y e hoy en la mañana nos la pasamos riendo y hablando de distintas cosas hasta que se hizo la hora.

ROMMATE ( COMPAÑERA DE CUARTO) |Fercha y Mariana G!P[...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora