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Risas es lo que logro escuchar desde la otra línea.

- ¿Otra vez? Esa mujer no se rinde- dijo en tono burlesco. Rode los ojos.

- sabes que solo juega conmigo, Ana.

- no me sorprendería que en uno de esos juegos terminarás follandotela- dijo lo obvio

- si, como digas- tome un puñado de palomitas y lo llevé a mi boca.

- sigo sin creer que aún no te haya besado- dijo, por la manera en que habló supuse que estaba comiendo.

- siempre la detengo- dije de manera indiferente.

- ¿Por qué no fuistes a la fiesta?-cuestionó

- tu tampoco fuistes, Ana. Además, cualquier cosa por no estar ebria a su lado, terminaría pe-

- perdiendo el control. Ya lo se- completo. Rei- ¿Cómo son amigas? Por dios, si yo tuviera una chica viviendo conmigo y que siempre se la pasa insinuandose, mínimo amigas con derecho seríamos. Además, seguro está a nada de poner viagra en tu agua.- dijo. Volví a reír.

Ni yo no sabía. Más allá de todo eso Mariana y yo somos buenas amigas. Es una relación algo complicada. Nos teníamos confianza es algo privado qué deberíamos teniendo en cuenta que hemos convivido juntas por más de 6 meses. Hay días, cuando Mariana no parece chica en celo en los que simplemente vemos películas o charlamos de distintas cosas, mayormente los días que tenemos libres de nuestros respectivos trabajos. Se podría decir qué hace eso únicamente para molestarme, ya que sabe perfectamente que lo odio. Es obvio que es eso, No creo que busque tener sexo conmigo.

- te he dicho que no le hace para eso. Solo le gusta molestarme.

- pues vaya manera de hacerlo- dijo con un tono sarcástico- bueno, buena suerte con una Mariana ebria en la noche, ¡Adiós!

...

Un peso cayendo sobre mí hace que me despierte, soltando un gemido de dolor a la vez que me quedaba sin aire.

Cómo era de esperarse, Mariana llegó ebria de aquella fiesta.

Y como era de esperarse también, va a ser un maldito dolor de cabeza.

Si hay una cosa que odie más que las provocaciones de mi compañera, es su estado de ebriedad

Me volteé quedando boca arriba en mi cama, con ella encima de mí sentada en mi abdomen con sus rodillas a los lados de mi pecho, apoyadas en la cama.

- Ferrr...- alargó el apodo con tono de voz meloso- dejate llevar- dicho esto, oculto su rostro en mi cuello para repartir besos por este.

No era la primera vez que lo hacía, ya me he aguantado esto un par de veces.

Sus besos eran cada vez más húmedos y no pude evitar sacar un leve jadeo. No estaba pensando, normal ya que me acabo de levantar y tengo una chica besando euforicamente todo mi cuello.

- Mari-Mariana. Dios, anda a dormir- dije intentando separarla de mi cuello, a lo que ella respondió succionando con fuerza en un punto que tenía a su control, sacándome un leve jadeo.

Con la poca fuerza que me corpore recién levantado me brindaba, la aleje de mi cuello. Ella me miró con reproche. Nuestros rostros quedaron frente a frente, yo intentaba intimidarla con la mirada pero no funcionaba. Podía sentir el olor a alcohol en su respiración.

- vamos- dijo intentando convencerme. Bajó levemente y sus caderas quedaron a la altura de mi miembro. Maldición

Movió sus caderas lentamente de adelante hacia atrás, rozando su intimidad con mi miembro. Se sentía bien, Pero simplemente no iba a ser, Y menos si Mariana está ebria.

Nota mental; Cerrar la puerta con seguro cuando Mariana vaya a fiestas.

Sus movimientos se hicieron más rápidos y leves jadeos salían en mi.

- Mariana, detente, idiota- logré decir. Ella aumento un poco más la velocidad. Sentía como mi miembro empezaba a despertar.

Rápidamente, tome y sus caderas haciendo que detuviera el movimiento. Intentó zafarse pero ya había despertado lo suficiente como para que mi agarré sea lo bastante fuerte. Ella frunció el ceño en molestia.

Esperé a que, cómo cada que estaba ebria, se levantará con reproche, se acostara y se quedará dormida al instante, Pero ella se mantuvo ahí, dándome una profunda y penetrante mirada.

- Mariana, duerme ya. Mañana tendrás una horrible resa-

Abrir los ojos como platos al sentir sus labios contra los míos. Un leve sabor a alcohol invadió mi paladar, pero, a pesar de eso, el sabor seguía siendo bastante bueno.

Aunque no sea casi creíble, este era nuestro primer beso. Siempre que intentaba hacerlo yo terminaba deteniendola.

Sus labios se movían con maestría contra los míos. Finalmente logré asimilarlo todo.

¿Lo correspondo?

Está ebria. Mañana no lo recordará.

Aún dudosa, suelte su cadera y tome su rostro para corresponder el beso, era aumentando la intensidad de este. Su lengua acariciaba levemente mi labio inferior e inconscientemente le dí paso, dándole acceso completo a mi boca.

Para no quedarme atrás, también busque introducir mi lengua en su boca, creando una guerra entre ambas.

El movimiento en sus caderas contra mi miembro había comenzado otra vez. Mierda, si sigue así no creo resistir.

Para mí fortuna, o desgracia, sinceramente no lo sé. Se separó de mi, cesando los movimientos de su cadera. Mi boca estaba entreabierta, podía sentir el calor en mi cara, mi respiración agitada y, por supuesto, el dolor en cierta zona. Mariana también tenía su respiración agitada y sus mejillas rojas, aunque no puedo deducir si es por ebriedad o por el beso.

Se quitó de encima de mí y salió de la habitación. Suspiré y alcance mi celular para ver la hora; 1 AM. Llegó mucho más temprano de lo que creí.

Suspiré y me levanté para ir al baño.

...

Al día siguiente tuve que prepararle un café junto al desayuno a mi compañera. Sabía cómo eran sus resacas y es mejor tratarla bien si no se quiere una malhumorada Mariana el resto del día.

Entré a la habitación, dejé la bandeja con la comida en la mesita a su lado- gracias.

- me sigo preguntando cómo tienes un estómago tan resistente al alcohol- comenté. Nunca la he visto vomitar debido a la borrachera. Ella se encogió de hombros.

- nací para beber, supongo- rode los ojos. Tomó la taza de café y le dio un sorbo para sonreírme- ¿Que hice anoche?- cuestionó. Volví a rodar los ojos.

- solo estuvistes aún peor- ella río. Desvíe la mirada recordando el beso- eres insoportable.

- claro que no lo soy- reclamo- de lo contrario ya te hubieras ido.

- como sea. Come, debes tener hambre- una sonrisa pícara de formó en su rostro. Oh, mierda. Cerré los ojos, intentado estabilizarme.

- si tengo hambre, y no precisamente de comida- dijo sin quitar esa sonrisa y le miró fijamente.

- jodete- fue todo lo que dije para salir de la habitación.

- ¡Me amas y lo sabes!- la escuché gritar al otro lado de la puerta. Rode los ojos y me dirigí a la sala.


ROMMATE ( COMPAÑERA DE CUARTO) |Fercha y Mariana G!P[...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora