MARATÓN #2
El viernes por la noche, sentado a una mesa en la sala de arriba del club, Mew observó a Michael dirigir una escena con una vara de electro-estimulación. El experimentado Dom llevaba una almohadilla que utilizaba como elemento de contacto, y la electricidad pasaba a través de él.
Cuando las chispas saltaron de su dedo al culo desnudo del sumiso, el pequeño hombre saltó con violencia sobre el banco tratando de evadir la corriente. Era un buen espectáculo para la multitud.
Mew echó un vistazo alrededor del local, satisfecho con el número de miembros presentes. A pesar de que ya pasaba de la medianoche, la pista de baile estaba llena y la barra y las mesas ocupadas.
Allí estaba Gulf, en la puerta. Al sentir que su libido se elevaba, agitó la cabeza con pesar.
Aunque un Dom tenía la obligación de ser sincero con sus propias emociones, reconocerlas no siempre resultaba cómodo.
Es un miembro del personal, no mi sumiso. Debería recordarlo más a menudo. Cuando la mirada de Gulf se encontró con la suya, Mew le hizo señas para que se acercara.
Observando todo lo que lo rodeaba, Gulf cruzó la habitación en penumbra. El espectáculo en el escenario lo hizo detenerse por completo.
Aunque la música de Terminal Choice de la pista de baile ahogaba los débiles chispazos de la vara, los gritos del sumiso se escuchaban claramente. La rápida huida de Gulf dejó clara su opinión sobre los juegos que implicasen electricidad.
Mientras se acercaba, Mew frunció el ceño. Los ojos grises estaban enrojecidos y la translúcida piel mostraba profundas ojeras bajo los ojos.
-Bienvenido.
-Gracias -dijo Gulf, y cuando vio su ceja levantada, añadió apresurada-: Mi señor.
Mew comprendía su dificultad con las muestras automáticas de respeto. Aunque había jugado con Gulf en alguna escena, no era su Amo, y Gulf no tenía el hábito de llamar «señor» a todos los Doms como hacían la mayoría de los sumisos.
Sin embargo, Mew insistía en que su personal fuera respetuoso.
-Te daré una noche más para que mejores tu cortesía -le advirtió con suavidad, observando que Gulf fruncía el ceño preguntándole implícitamente qué ocurriría si no lo hacía.
Mew no respondió a su tácita pregunta. Explicar las consecuencias a veces era beneficioso, pero el silencio podía ser mucho más eficaz... si el sumiso poseía una imaginación activa.
Podía ver que la mente de Gulf estaba pensando a toda velocidad. Realmente era encantador.
-¿Está claro?
-Sí, mi señor.
Después de asentir con aprobación, Mew observó su atuendo. Gulf había hecho caso omiso de sus instrucciones sobre su ropa... Otra vez.
-Gulf, regresa a recepción y quítate el corsé o la falda. Ponte tu collar y vuelve aquí.
Gulf abrió la boca, la cerró, y un fuerte rubor iluminó sus mejillas.
Mew volvió su mirada hacia el escenario en una abierta despedida y castigo, y pudo oír cómo Gulf arrastraba los pies mientras se alejaba.
Algunos minutos después escuchó sus pasos acercándose y levantó la mirada.
Collar. Desnudo de cintura para arriba. Lo habría dejado llevar algo ligeramente menos revelador si no le hubiera desafiado. Los músculos de sus brazos estaban rígidos, como si tuviera que reprimir la necesidad de cubrirse, y su cara había adquirido un precioso tono rojo.
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SI, MI SEÑOR <~ ADAPTACIÓN MEWGULF ~>
Teen FictionMaestros de la montaña. Un profesor en un club prestigioso de BDSM. Un maestro de BDSM poderoso, rico y sobre todo atractivo. Todo lo que necesitas es liberarte. El encuentro pasa de un experimento sexual y físico a un amor puro y verdadero. PRÓXIMA...