CAPITULO XXVI ✨

1.6K 216 37
                                    


Mew aparcó delante de la casa de Gulf. Era miércoles, y su automóvil no estaba allí.
Todavía. Había pasado varias veces durante el día y la noche y, por lo que sabía, no había regresado a su casa desde la fiesta del sábado pasado.

Sus clases de verano habían concluido la semana anterior y nadie lo había visto en la universidad. Mew había clavado otra nota sobre su puerta.

Gulf había llamado al centro con el que colaboraba y había pedido que otros profesores dieran sus clases de alfabetización por un tiempo. Se restregó la cara y frunció el ceño al sentir la barba incipiente. Tenía que afeitarse.

Le había dejado mensajes por todos lados.
Pero estaba vivo. La última vez que lo había llamado a casa de sus padres, Samantha le había informado de que Gulf estaba bien y luego había colgado. Aquello no sonaba bien.

Cerró los ojos. ¿Cómo podía arreglar las cosas si no lo podía encontrar? ¿Si le resultaba imposible hablar con Gulf? Se rió. Ni siquiera podía usar el viejo recurso de las flores para conseguir pisar al menos su casa.

Con un suspiro, arrancó el coche y se dirigió a su casa.

Al llegar vio que había un todoterreno en la entrada y que la puerta principal estaba abierta. Sus ánimos se elevaron de la misma manera que el viento hincha las velas de un velero. El coche no era de Gulf, pero sólo él tenía llave de su casa. Gulf estaba allí.

No, no vas a correr más, Gatito. Aparcó su automóvil detrás del todoterreno para que no pudiera escapar.

Sus esperanzas crecieron y se encaminó a la casa.

Justo entonces, Fluke salió y casi dejó caer una maleta al verle.

-Mew. -Su cara se volvió de un interesante color rojo.

-¿Estás robándome, Fluke?

-Yo... No te esperaba.

-¿Gulf está dentro?

Después de un segundo, Fluke recuperó la serenidad con la que había encandilado a Ohm.

-No, no te estamos robando y Gulf no está aquí. -Elevó la barbilla.

Por su expresión terca, Mew supo que no le sacaría ninguna otra información. Oyó a alguien parlotear mientras bajaba las escaleras que llevaban al salón y después de un segundo se dio cuenta de que no eran las pisadas de su pequeño sumiso. Realmente no estaba allí. Su optimismo se esfumó, dejándolo exhausto.

Saint salió y se paró en seco dejando escapar un bufido.

-Oh.

-Dime dónde está Gulf -le ordenó Mew, usando un tono imperativo.

-Gulf... -Saint cerró la boca y su expresión imitó la de Fluke-. Perdón, mi señor. Sólo estoy ayudando con la mudanza y no soy quién para meterme en asuntos que no son míos. -A pesar de sus palabras, por la hostilidad que mostraba su rostro, era evidente que había tomado partido por Gulf.

Mew se obligó a calmarse. Había herido a Gulf gravemente, y tenía derecho de protegerse. No debería sorprenderse de que hubiera encontrado defensores incondicionales. Su Gatito tenía el don de ganarse los corazones de la gente aunque no se diera cuenta de ello.

Saint se desvió del camino todo lo que pudo para no rozarle siquiera y puso la maleta en el coche. Fluke lo siguió después de lanzarle una mirada desdeñosa a Mew.

Mew se vio tentado a decirles que no volvieran a poner un pie en Dark Haven, pero no habían violado las reglas del club. Fluke ni siquiera había desobedecido a Ohm, ya que su relación de dominante/sumiso no se extendía a algunas áreas, como el tipo de relación que mantenía con sus amigos.

SI, MI SEÑOR <~ ADAPTACIÓN MEWGULF ~>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora