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¿Podría soportarlo Gatito? Apretando los labios, Mew condujo a Gulf al centro del calabozo, más allá de las escaleras. Por la consternación que reflejaba su cara, había esperado que el castigo tuviera lugar en una esquina o una habitación temática privada, pero cuando descubrió la ominosa máquina roja con el vibrador, abrió mucho los ojos atemorizado.
Lo tumbó de espaldas en la camilla ginecológica y le giró la cabeza para que sólo lo mirara a Mew.
-Puedes hacer esto. Algunos sumisos piden esto como recompensa por buen comportamiento.
-Pueden ocupar mi turno, mi señor. Sin problema.
Un sumiso que podía ser sarcástico a pesar de su miedo era un tesoro.
-Eres muy generoso, mascota. -Sonriendo, le levantó las pantorrillas para que descansaran sobre los soportes acolchados y tiró de Gulf hasta que su trasero quedó al borde de la camilla.
Después de ajustarle los pies en los suaves estribos, le inmovilizó los tobillos y los muslos con correas, y abrió aún más los soportes para que así los rizos alrededor de su polla quedaran expuestos completamente.
Gulf sintió un perturbador escalofrío al saber que estaba completamente a su merced.
Con fría determinación, Mew pasó una correa por encima de su ingle y otra por debajo de su pecho, anulando su capacidad de moverse y obligándolo a permanecer inmóvil.
Verificó que las esposas en sus muñecas no afectaran a su circulación o nervios y las unió a los anillas con forma de D que colgaban al lado de sus muslos.
Incluso cuando los miembros empezaron a reunirse a su alrededor, la mirada de Gulf se mantuvo sobre el rostro masculino de Mew como si fuera un salvavidas. Mew respiró hondo.
Aquello no iba ser fácil para ninguno de los dos, pero tenían que hacerlo. Además, para él también era un castigo; un castigo necesario por no haber investigado profundamente a Gulf antes de dejar que se uniera al club.
Cuando se colocó en la parte de arriba de la camilla, Gulf pudo ver claramente a la gente que lo rodeaba y su cuerpo se tensó.
Mew sabía que, aunque Gulf había disfrutado de la camaradería del club, no era un exhibicionista, lo que hacía que el castigo fuera aún más apropiado. Sin embargo, no quería que sufriera más, así que cogió una venda para taparle los ojos.
¡Déjame salir de aquí! Gulf se mordió el labio para no gritar al ver que había cada vez más gente aglomerándose a su alrededor. Sus piernas habían sido atadas con correas y separadas, exponiéndolo completamente a las miradas de todos los presentes. Por alguna extraña razón, no podía cerrar los ojos para aislarse. No podía...
-Estarás mejor con esto. -Mew le quitó las gafas, las colocó al lado de sus dedos, y luego le vendó los ojos-. Sabrás que hay gente mirándote, pero no necesitas verlo -explicó conciso.
Gracias. Creo. No estaba seguro de que la oscuridad fuera mejor.
Mew le rozó el brazo y la pierna a medida que se movía para ponerse a los pies de la camilla.
-Voy a insertar el vibrador ahora, mascota. Es pequeño.
Gulf gimió cuando algo presionó su ano. Un destello de dolor lo hizo tensarse cuando el ceñido anillo de músculos cedió y el vibrador se deslizó en su interior.
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SI, MI SEÑOR <~ ADAPTACIÓN MEWGULF ~>
Teen FictionMaestros de la montaña. Un profesor en un club prestigioso de BDSM. Un maestro de BDSM poderoso, rico y sobre todo atractivo. Todo lo que necesitas es liberarte. El encuentro pasa de un experimento sexual y físico a un amor puro y verdadero. PRÓXIMA...