MARATÓN #3
✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨
El día se había tornado sombrío de una manera que únicamente ocurría en Bangkok. Una tormenta de verano había llegado inesperadamente del océano. La lluvia caía sobre el parabrisas como si fueran las lágrimas que Gulf se negaba derramar. Sus manos estaban apretadas fuertemente en el regazo. No quería dejarlos ir. Le dolía el corazón y cada latido incrementaba su pesar. No estaba preparado.
La llamada telefónica del refugio de animales lo había tomado por sorpresa.
Mew separó una mano del volante para acariciarle el brazo.
-La encargada dijo que les conseguiría buenas casas. Saben elegir muy bien a la gente que adopta y las crías estarán más seguras que si regresaran al refugio.
-Lo sé. Por lo menos Grace se llevó a Blondie. -Parpadeó para alejar las lágrimas-. Gracias por venir conmigo. -En realidad, era una suerte que lo hubiera acompañado. No tenía fuerzas para conducir-. No me di cuenta de que devolverlos sería tan difícil. -Nunca antes le había dolido tanto.
Mew frotó los nudillos contra su mejilla.
-Me atrevería a decir que antes ocultabas el dolor. Eres muy buenp escondiendo tus emociones, incluso a ti mismo. -Una de las comisuras de su boca se levantó ligeramente-. O lo eras.
-Preferiría que siguieran ocultas -susurró Gulf mientras entraban en el garaje.
No esperó a que Mew abriera la puerta, sino que salió corriendo por la rampa hasta la casa. Todo lo que quería era un lugar donde esconderse y así poder llorar.
No lo logró. Unas manos firmes se cerraron en sus hombros y lo giraron para que apoyara la cabeza contra un musculoso hombro.
-Déjalo salir, Gulf. No te avergüences de llorar.
-P-pero duele. -Al irse, Blackie lo había mirado con evidente confusión en sus preciosos ojos oscuros. Lo quiero de vuelta.
Trató de empujar a Mew para que lo dejase escapar, pero no consiguió nada y aquel forcejeo destruyó la última de sus defensas.
Fuertes sollozos sacudieron su cuerpo, lastimaron su pecho y acabaron con la paz de la silenciosa casa. La armadura helada que hasta ahora había resguardado su corazón empezaba a resquebrajarse.
Mew lo mantuvo abrazado como si fuera una montaña bajo la tormenta de sus lágrimas. Sólido e inamovible. Su calor se filtró a través de Gulf y su pausada respiración lo tranquilizó.
Cuando las lágrimas se agotaron, dejando tras de sí sólo entrecortados sollozos, Mew lo besó en lo alto de la cabeza.-Estás temblando. Ven. -Lo tomó de la mano y lo llevó hacia el lado derecho del patio, más allá de la piscina. Quitó la cubierta del jacuzzi rodeado de piedra y el vapor subió a la superficie.
-Yo sólo quiero...
-Esconderte. Lo sé. -Lo desnudó por completo, haciendo caso omiso de sus protestas.
Como si fuera ciego, lo guió dentro del jacuzzi y no le soltó la mano hasta que se sentó. El calor traspasó su piel hasta llegarle a los huesos y derritió el último lugar helado en su interior.
Suspirando, se echó hacia atrás y le observó desvestirse mientras el vapor se elevaba a su alrededor. Su cuerpo y su oscura piel eran como un maravilloso imán, y Gulf no pudo evitar deslizar la mirada por la musculosa espalda y su duro trasero.
Mew atrapó su mirada al girarse, y la preocupación en su rostro disminuyó cuando tomó asiento a su lado.
-Ahora estoy bien. Gracias. -No debería haberse encariñado tanto con los cachorros. Al principio incluso había considerado quedarse con Blackie, pero luego se fue a vivir con Mew y entendió que eso era imposible.
ESTÁS LEYENDO
SI, MI SEÑOR <~ ADAPTACIÓN MEWGULF ~>
Teen FictionMaestros de la montaña. Un profesor en un club prestigioso de BDSM. Un maestro de BDSM poderoso, rico y sobre todo atractivo. Todo lo que necesitas es liberarte. El encuentro pasa de un experimento sexual y físico a un amor puro y verdadero. PRÓXIMA...