Maratón 4/?
Íbamos ya de regreso a casa de los Valdés, después de pasar prácticamente la mitad del día en los juegos de la heladería. Mi celular comenzó a sonar, escarbe en el desorden que había en mi bolsa hasta que lo localice. Era el número de mi casa.
Val: —¿Si?
—Señorita Valentina— se escuchó del otro lado de la línea —Su madre pregunta que a qué hora llegará.
Val: —Dile que no llegaré— contesté seria y noté como Juliana volteaba a verme y luego regresaba su mirada al camino —Dile que me quedare en casa de Sergio— Martina una de las encargadas de la casa tapo la bocina y escuché como le repetía mis palabras a mi madre quien apuesto todos mis vestidos a que estaba perdida en su laptop y hablando por su celular.
Martina: —Dice que está bien que tenga cuidado— ahora necesitaba hablar con Sergio.
Colgué y dejé presionado el uno, que era la marcación rápida para Sergio, llevé mi celular a mi oído.
Narra Juliana
¿Con esa facilidad la dejaban quedarse en casa de Sergio? Se la había pasado todo el día fuera y porque simplemente no le apetecía llegar a su casa, no lo hacía.
Val: — ¿Sergio? ¿Dónde estás?— dijo pasando una de sus manos por su cabello —¿Me puedo quedar en tu casa hoy?— preguntó y volteé a verla, una sonrisa se coló por sus labios —Gracias— dijo entusiasmada —Ahorita no vemos— presionó el botón rojo. Una vez más volteé a verla, ella también volteó y me sonrió arrugando la nariz, regresé mi mirada al camino.
Sofía: — ¿Y cuándo vendrás de nuevo?— le preguntó a Valentina al momento que se despedía
Val: —P-Pues... Yo— balbuceo y levantó su mirada buscando la mía —Pues cuando tú me invites— le dijo sonriente
Sofía: — ¡Ahora!— comenzó a saltar —Quédate mas ¿sí?
Pablo: —Sí, dile Juliana— me pidió
Val: —No niños— dijo con un tierno tono de voz —Es tarde y mañana tienen colegio al igual yo— les explicó pero era imposible hacerlos cambiar de opinión.
Juls: —Vayan adentro ya— les dije y ambos voltearon a verme ¿tristes?
—Está bien— dijeron al unisonó, ambos dieron un beso en la mejilla de Valentina y caminaron enfilados hacia la casa.
Val: —Bueno...— alargó caminando hacía su auto —Adiós Valdés— ¿Qué? ¿Así nada más? ¡Mierda! ¡Eso es! ¡Eso es lo que precisamente odio de ella! En un momento es una y a los pocos minutos ya es otra.
Caminé detrás de ella y cuando intentó abrir la puerta puse mi brazo y volví a cerrarla.
Val: —¿Se puede saber qué haces?— preguntó dándose la media vuelta.
Juls: —No dejaré que te vayas— dije firmemente acorralándola poniendo mis brazos a sus costados, ella abrió sus ojos como platos —No hasta que me prometas que no saldrás con Fernanda.
Val: —¿Y por qué habría de prometerte eso?— frunció el ceño —¿A ti que te importa si salgo con ella o no?
Juls: —Sólo no quiero que salgas con ella— ni siquiera yo sabía el porqué de mi petición.
Val: —¿Celos?— preguntó tratando de provocarme, no le diría lo que quería escuchar.
Juls: —Sabes de sobra que no.
Val: —Lo que yo sé es que te mueres de celos de que salga con Fer pero no tienes el suficiente valor para decirlo— te está provocando Juliana, no caigas — ¿Lo ves?— sonrió macabramente —Te gusto...— subió sus manos lentamente por mi pecho hasta mi cuello —Incluso sé que crees que soy linda— gracias Sofía.
Juls: —N-No.
Val: —Oh por favor Juls— me interrumpió con fastidio —Deja de hacerme perder el tiempo y deja de perder tu tiempo— forcejeo tratando de hacerme a un lado pero no logró ni moverme un centímetro.
Juls: —Dejaré de hacerte perder el tiempo hasta que me digas que no saldrás con Fernanda—insistí, simplemente no quería que lo hiciera.
Val: — ¿Por qué Juliana?— gritó molesta.
Juls: —Porque no quiero que salgas con ella—
Val: —¿Qué? ¿Ahora tú me dirás con quién salgo y con quién no? — dijo irónicamente. Realmente quería salir con Fernanda.
Juls: —A si es— sonreí.
Val: —¡Ah! ¿Y se puede saber con quién si puedo salir?—
Juls: —Con nadie— La acorrale aún más pero esta vez pose mis manos sobre su cintura y sin darle tiempo a reclamarme algo uní nuestros labios. Por primera vez se negaba a corresponderme; uní nuestras frentes dejando de besarla y subí mi mano a su cuello —No te creo en lo absoluto que quieras salir con ella— Mentí. Tomó mi mano y la quitó.
Val: —¿Tu qué crees Juliana? ¿Qué voy a seguir detrás de ti soportando tus rechazos? Ya lo intente, ¡Me gustas Juliana! Pero ya me canse— Se dio la media vuelta y de nuevo intentó abrir su auto, esta vez no se lo impedí.