Maratón 1/3
Mis manos treparon por su pecho hasta llegar a su nuca y donde quedaron estáticas, realmente me había sorprendido. Sus manos al contrario impartían poderosas caricias tanto en mí cuello como en la parte baja de mi espalda.
Sus labios se mezclaban con los míos compartiéndome el exquisito sabor del chocolate que anteriormente había probado pero sin duda alguna esto era mejor que el que había sacado de la comisura de sus labio, era tan intensa su manera de besar, me robaba por completo el aliento, tanto que mí pecho se expandía y contraía rápidamente tratando de recuperar entre besos el oxígeno perdido.
Su lengua se introdujo de abrupto en mi cavidad, cosa que sinceramente me fascinaban; su carnosa y dulce lengua rosándose con la mía era una sensación tan placentera. Me estrujaba entre sus brazos ¡Dios! Quería gritar para liberar todo el éxtasis que comenzaba a acumularse en mí. Finalmente reaccioné, ¡me estaba besando! ¡Me había detenido para besarme!.
Juls: —Eres tan necia— susurró entre besos mientras bajaba por mi mejilla con dirección a mi cuello.
Val: —Y tú tan testaruda…— eché mí cabeza hacía atrás dándole un mejor acceso a sus besos y leves mordidas. — ¿Por qué no admites que te encanto?— enderece mí cabeza y esta regresó a mis labios.
Avanzaba lentamente por ende yo retrocedía hasta que llego un punto en el que no había escape, estaba aprisionada por su cuerpo y la barra, sus manos vagaban por todo mi cuerpo, por mi espalda, cintura, cadera, glúteos. Ni la más mínima brisa de aire pasaba entre nosotras.
Val: —Admítelo Juls— dije en un suspiro ya que había regresado a mi cuello.
Juls: —Me encantas…— su mano comenzó a entrar por debajo de mi vestido —…Para una noche— mi temperatura interna de cuarenta grados prácticamente bajó hasta menos diez, era una imbécil.
Val: —Eres una idiota Valdés— la empujé fuertemente y ella sólo me miraba divertida.
Juls: —Idiota no— sonrió —Sincera sí.
Val: —Por favor Juliana, lo menos que tienes es sinceridad— rodé mis ojos antes de sacarle la vuelta para salir de la cocina.
Juls: — ¿Hace unos segundos te morías por besarme y ahora soy una idiota? — caminaba tras de mí.
Val: —Sí, una idiota con todas las letras— afirmé tomando mi bolsa que estaba en uno de los sillones de la sala —Tienes que arruinarlo con tu actitud de "Ohsoylamasmalayrudadeluniverso"— dije molesta.
Juls: —Y tú siempre tienes que arruinarlo con "SoylamashermosadelmundoAmameomuerete"— dijo sujetándome del brazo obligándome a voltearla a ver.
Val: —Por favor Juliana — dije irónica — ¿Cuándo te he dicho eso?— reprimía todas mis ganas de gritarle, sólo por Sofía y Pablo no lo hacía.
Juls: — ¡Todo el tiempo!— alargó levantando sus manos —Sólo estás pensando en ti, sólo piensas en lo que te beneficia a ti, sólo piensas en que estúpido vestido rosa usarás mañana. — Su mirada se clavaba en la mía —No sólo por ser "Linda" puedes conseguir todo lo que se te antoja. — estaba ahora igual o más exaltada que yo.
Val: — ¡Cállate Juliana!— le dije roja del coraje —Tú no sabes absolutamente nada de mí y mucho menos sobre que pienso a sí que…
Juls: —Oh claro que sí sé — afirmó con una amarga y fría carcajada —Así como tú afirmas saber mucho sobre la "Verdadera Juliana" — hizo comillas con sus dedos —Yo también puedo saber mucho de una persona con tan sólo verla— me soltó el brazo bruscamente antes de darse la media vuelta.
Val: —A ver quiero escucharte…— le rete —Quiero escuchar que es lo que crees saber de mi…
Juls: —Sé que…
Sofía: — ¡Juliana! ¡Llegaste!— la pequeña llego interrumpiendo nuestra "pequeña" discusión. —Valentina nos ayudó a hacer un pastel— dijo con emoción — ¿Quieres verlo?— preguntó mientras esta era elevada en los brazos de su hermana.
Juls: —No sólo quiero verlo— le contestó seria mientras caminaba hacía la cocina. Sin siquiera decir nada me di la media vuelta y caminé hacía la puerta.
Narra Juliana
Se escuchó cerrarse la puerta principal.. Se había ido.
Sofía: — ¿Que le paso al pastel?— preguntó formando una "o" con sus labios.
Juls: —T-Tenía hambre preciosa— confesé.
Sofía: — ¡Juliana! — Alargó riendo — ¡Valentina!— gritó volteando hacía la entrada de la cocina esperando que cruzara la puerta —Valen, Juliana se ha comido el pastel— se retorció en mis brazos para lograr que la bajara y así lo hice salió de la cocina y aproveche para tomar un trozo más. — ¿Por qué se fue?— pregunto con tristeza entrando nuevamente a la cocina —Ella dijo que se quedaría a cenar con nosotros— se subió a uno de los bancos, cruzo sus brazos y se recargo en la barra. ¿Tanto le agradaba?
Pablo: —Hola Juliana…— saludó entrando a la cocina —Hey ¿Y Valentina?— ¿Pero qué?
Narra Valentina
Lucia: — ¿Dónde estuviste todo el día?— ¿desde cuándo le interesaba?
Val: —No creo que te interese y hoy no tengo ganas de ser ignorada al momento que comienzo a hablar— dije cortantemente sin detener mi caminar hacía las escaleras.
Lucia: —Valentina ven ahora mismo— ordenó y sin duda alguna hice caso omiso. — ¿Que no tienes celular? ¿Qué no puedes dedicar tres minutos de tú tiempo para avisarme dónde estarás? Estuve preocupada— mentira, seguramente recién se había dado cuenta de que no había estado en todo el día en la casa.
Val: —Si tengo celular pero si el tuyo no estuviera ocupado todo el día, si en tú oficina te pasaran mis llamadas y si aquí tuvieras el tiempo para responderlo… lo haría— me detuve sólo para aclarar las cosas —Y no me digas que estuviste preocupada… si en realidad lo estuvieras, no llevarías ese vestido de fiesta.
Lucia: —Tengo una importante cena…
Val: —No pierdas tú tiempo explicándome, me da lo mismo— cualquiera pensaría que soy la peor pero a ella no le interesa en lo más mínimo. Ya había dicho antes, lo que daría por que alguna vez me regañara o castigara pero ni para eso me dedica un poco de atención.