Maratón 3/5
Sus manos se posicionaron en mi cadera y mi cordura que se había ido por unos instantes... volvió.
Val: — ¡No! ¡Yo no!— me quité a la velocidad de la luz, prácticamente brinque de la cama.
Gabriela: — Valentina— susurró desconcertada.
Val: —Lo siento... no debí— estaba en pánico. Yo no le pagaría a Juliana con la misma moneda
Gabriela —No te disculpes— rio —Yo soy la culpable. — Se puso de pie y levantó la caja. —Anda a dormir— se acercó a mí y acarició mi mejilla —Reitero, como envidio a Valdés— besó mi mejilla antes de salir dejándome sola en la habitación.
A la mañana siguiente
Me giré en la cama intentando escapar de los rayos del sol, apreté mis ojos fuertemente quería abrirlos y encontrarme con Juliana a un lado o tan siquiera estar en mi habitación, que todo hubiera sido una simple pesadilla.
Por más que intente dormir más y retrasar el momento de desilusión, los abrí encontrándome con las paredes blancas de la habitación de Gabriela.
Una lágrima se escapó pero inmediatamente fue absorbida por la almohada, frote mis ojos al mismo tiempo que me sentaba en la cama y... ¿Ahora qué haría?
"Bien... tienes que elaborar un plan" aporto mi voz interna "Uno bueno, que solucione eso" Perfecto ahora sabía que tenía que tener un plan pero no tenía ni la menor idea de cómo o que hacer. "Iras a casa de Juliana, pedirás una explicación y la escucharás" respiré profundamente antes de ponerme de pie.
Estaba dispuesta a escucharla, dispuesta a perdonarla, no me dignaría a perderla. Mi reacción al verla en esa situación fue enormemente pacifica, si meses atrás hubiera sucedido eso, ni Alejandra ni Juliana estarían respirando en estos momentos.
Tomé del buro de noche mi celular: dieciséis llamadas perdidas de Sergio, 1 llamada pérdida de Juliana... Eso sí me destrozó. Ni siquiera le había interesado llamarme para aclararlo o simplemente por preocupación.
Una llamada, un sólo intento... Las ganas de ir a pedir la explicación se fueron, tal vez la explicación me heriría aún más, tal vez Alejandra se salió con la suya una vez más. Presioné remarcar al celular de Sergio quien parecía preocupado
*Llamada*
Sergio: — ¿Estás loca? ¿Demente? ¿Tienes mierda en la cabeza? —
estaba molesto.Val: —No, No y No—
conteste casi en un susurroSergio: — ¡Como se te ocurre largarte con Gabriela!—
gritó
—A la desquiciada de Juliana le salía fuego por la boca— dijo con desespero.Val: — ¡No me regañes! ¡Tú no sabes lo que paso!—
dije intensamente pero sin gritarSergio: —Si se lo que paso. —
Contestó con un tono menos fuerte
—Al menos una parte.Val: — ¿Y que querías que hiciera? ¿Qué me quedara ahí como si nada hubiera pasado? ¡Me fui porque no quería arruinarlo!—
otro par de lágrimas se deslizaron por mis mejillas.Sergio: —Cualquier cosa menos irte con Gabriela—
volvió a gritar por lo que tuve que alejar el celular de mi oído, no quería quedar sorda.Val: — ¿Cómo supiste que paso?—
pregunté tristemente, me avergonzaba mucho.Sergio: —Ella me dijo—
suspiró
—Llegó conmigo buscándote hecha una fiera, salimos y Chad nos dijo que te habías ido con Gabriela—
rio
—Ella hizo polvo su celular ¿sabes?—
eso explicaba la ausencia de llamadas... No. En casa también tiene teléfono, no hay escusas.
—Le dije que me explicara que te había hecho para que te hubieras ido con Gabriela, me explicó y le revente el labio.Val: — ¿Qué?—
ahogue un grito.Sergio: —Después el casi me estrangula...
Val: — ¿Qué?
Sergio: — ¿Sorda acaso? —
Dijo irónicamente
—Después se fue—
terminó de contarme.Val: — ¿Que hago Sergio? Dime que hacer—
en mi voz se escuchaba desesperación, una gran desesperación.Sergio: —Ella te ama—
dijo después de unos segundos en silencio
—Yo la odio pero tengo que admitir que esa bestia te ama—
ahora ya tenía un llanto incontrolable
—No sé qué fue lo que la llevo a la situación de anoche...—
suspiró
—Pero yo te recomendaría escucharla.*Fin de la llamada*
1 hora después...
Val: —Gracias por traerme.
Gabriela: —No fue nada— sonrió —Y suerte—señaló con la barbilla hacia la casa
Val: —Gracias. — realmente la necesitaría
Ne di la media vuelta y camine hacia la casa, debo admitirlo bastante insegura. Sacudí mi cabello aun húmedo y lo acomodé sobre mis hombros.
Finalmente llegué a la puerta y pensé dos veces ¿Tocar la puerta o entrar con mi llave? ¿Dónde demonios estaba la Valentina segura de sí misma? Busqué las llaves en mi bolso pero no estaban, de ultimo recordé haberlas dejado en la cocina.
Toqué el timbre y a los exactamente 50 segundos Juliana abrió la puerta, mi estómago se retorció y una fuerte punzada en mi pecho me hizo llevar mi mano a este como si amortiguara el dolor. Me miró de pies a cabeza con un rostro indiferente, sin pronunciar media palabra se dio la vuelta y la vi entrar en la sala.
Mis ojos se cristalizaron en segundos... A ella ni siquiera le interesaba darme una explicación.