El Guerrero de los Vulturis // ¿Jacob x Edward? //

" No Puedes Hacerlo "

  Se dejó conducir por la persona que le agarraba del cuello. Sabía que le sería muy fácil deshacerse de su agarre y verse libre del futuro que le aguardaba, pero no podía ya que había dado su palabra.

  La mano estaba helada como la de Edward, pero la de Edward era un frío acogedor que le recordaba porqué seguir vivo. Sin embargo, el vampiro que iba ahora a su lado le mostraba lo que estaba por vivir.

  Todo pasó cinco meses atrás cuando descubrió que estaba enamorado de Edward Cullen, el vampiro que se paseaba delante de todos rodeando los hombros de una humana, que para colmo, era su mejor amiga. Jacob se lo dijo sin temor, y Edward sonrió como si fuera lo más evidente del mundo, tenía ese poder sobre los demás. Tras unas semanas Edward le buscó para no decirle nada simplemente darle el beso que lo inició todo.

  Todo: sus días más felices, el conocimiento del amor, el anhelo de pasar más tiempo junto a él y el principio de su propio dolor.

  Jacob estaba planeando una sorpresa para Edward para el día en que cumplirían cuatro meses. Apenas faltaban dos semanas. Pero ese día, por supuesto, no llegó.

  Salió de casa temprano, hizo un par de compras y se dirigió de vuelta a su moto, pero alguien le esperaba junto a ella. Era el mismo vampiro que ahora le conducía lejos de su hogar. Edward le había dicho su nombre y recordaba haberle parecido un nombre bonito para ser un chupasangre.

  Se acercó a él y el frío le sonrió, al ver su sonrisa fingida el nombre le vino a la mente: Alec.

  —Normalmente no hacemos visitas a los de tu clase —dijo Alec con poco entusiasmo, Jacob ya sabía que Aro le había mandado contra su voluntad, pero el líder de los vulturis nunca salía de su castillo. Jacob se cruzó de brazos con mala cara—. Hemos tenido noticias del crimen cometido por Edward.

  —No hay ningún crimen.

  —Sí, lo hay. Prometió convertir a la humana, ella conoce nuestra naturaleza. Por supuesto no la hecho y ha osado involucrarse con nuestros enemigos. Y no hablo de alianzas sino de algo más... —miró a su alrededor buscando la palabra adecuada, después posó la mirada en Jacob y dibujó una mueca en sus labios—, bueno, ya sabes lo que quiero decir.

  —Pillo el concepto. ¿Qué quiere tu líder? —cuestionó un tanto brusco.

  —Justicia, claro. Mandará a la guardia para limpiar el crimen que habéis cometido —Jacob se tensó y Alec sonrió—. Edward, la humana y tú pagaréis vuestro error con la muerte.

  —¡No dejaré que los toquen!

  —Aro supuso que dirías eso, por lo que te ofrece un trato.

  —¿A mí? —preguntó con sorpresa.

  —A todos. Edward convertirá a la chica y se hará cargo de ella por el resto de su existencia, eso significa que deberá casarse. Y tú —se mantuvo callado unos segundos contemplando a Jacob. Alec le dedicó una suave sonrisa antes de proseguir—, Aro te quiere como parte de nuestras filas.

  —¡Ja! Ni loco, tendrás que matarme.

  —Créeme lo hará si te resistes. Pero antes te hará ver como destruye a Edward y la humana. Vamos, es un buen trato. Te conviertes en un aliado de los vulturis y todos continúan vivos.

  —No puedo hacerlo —murmuró. Alec enarcó una ceja.

  —¿Qué parte?

  —No puedo dejarles morir.

  —Eres un buen chico —Alec elevó una mano con la intención de acariciar su pelo, pero la mirada asesina de Jacob le detuvo—. Tienes hasta mañana por la noche para venir conmigo sino daré la negativa a la guardia.