El Guerrero de los Vulturis // ¿Jacob x Edward? //

" Bienvenido A Volterra "

  Abrió los ojos cuando el sol dio de lleno en la luna del coche. Miró alrededor sin encontrar al vampiro por ningún lado. Descendió del vehículo donde algunas personas iban y venían arrastrando sus maletas. Se estiró todo lo que pudo para librarse del sueño que aún sentía.

  —¿Preparado? —Jacob bajó los brazos rápidamente mientras se daba la vuelta, Alec permanecía a su espalda y él ni siquiera le había escuchado aproximarse.

  —No vuelvas a hacer eso.

  —Eres el licántropo más inusual que conozco.

  —Dime a cuántos conoces —dijo a la vez que se cruzaba de brazos, Alec esbozó una media sonrisa.

  —Uno —reconoció—. ¿Vamos? El avión sale en algo más de dos horas.

  —¿Qué vas a hacer mientras como? ¿Mirarme fijamente? —abrió los ojos fingiendo mirarle con obsesión, Alec desvío la vista poniendo los ojos en blanco.

  —Tengo que vigilarte para que no escapes, órdenes de Aro. No tenemos que facturar equipaje ni nada así que no hay otra cosa que hacer.

  —¿Estás seguro? ¿Qué pasa con tu sed de sangre? Habrá un avión repleto de personas.

  —¿Por qué crees que Aro me mandó a mí? Soy el único que puede usar su don para controlarse —Jacob elevó una ceja evidenciando su ignorancia respecto a ese tema—. Soy capaz de nublar a todos de sus sentidos haciendo que no puedan hacer nada, poseo la privación sensorial. Me envolveré en mi propia sombra y no sentiré nada.

  —¿Sombra? ¿Quieres decir que vas a lanzar algo por el avión? —contra su voluntad, Alec sonrió.

  —Si lo usara contra alguien sí, pero será contra mí mismo por lo que no verás nada.

  Jacob asintió, asombrado. Alec emprendió el camino hacia el aeropuerto. Tomó asiento en una mesa de rincón, lo más alejado posible del resto. A los pocos minutos llegó Jacob con su desayuno. El vampiro yacía con los ojos cerrados y la barbilla apoyada en una mano. Jacob chasqueó los dedos frente a su cara.

  —Céntrate en mi olor, si lo haces así te olvidarás de los demás —el chico le miró dudando—. Hazlo.

  Acercó la mano hacia su nariz sin llegar a tocarle, Alec hizo una mueca y Jacob sonrió. Continuó con ese suave balanceo frente a él hasta que el chico tomó su muñeca y la dejó sobre la mesa con fuerza.

  —Parecemos una estúpida pareja —comentó, molesto. Jacob retiró la mano y comenzó a comer en silencio.

  Pidió un momento para ir al baño, quedaron en reunirse en la sala de espera. Alec temía que fuera una excusa, tal vez fue demasiado brusco cuando le había agradecido su comportamiento amable la noche anterior. Contempló el reloj de la pared y temió que así fuera. Golpeaba el suelo de una manera tan brusca que podría romper la baldosa. Quince minutos, dieciséis minutos, diecisiete minutos, estaba por saltar de la silla cuando Jacob se dejó caer a su lado.

  —Creía que íbamos a volar, pero al parecer harás un túnel para llegar antes —Alec le miró de reojo.

  —¿Dónde estabas? —preguntó algo brusco.

  —Te he dicho que iba al baño. Estaba ocupado, no iba a sacar al chico para pasar yo.

  —Estamos a punto de embarcar.

  —Lo sé.

  Hicieron todo el proceso en silencio. Presentaron sus billetes y subieron con una leve tensión entre ellos. Jacob ocupó su lugar en la ventanilla y cerró los ojos al reposar la cabeza en el asiento, ambos brazos extendidos en el apoya brazos.