Jacob despertó cuando el amanecer teñía la habitación de tonos naranjas a través de las cortinas. Al salir a la cocina encontró a Alec sentado a la mesa con la cabeza entre las manos, el vampiro desvío la vista dedicándole una sonrisa. Durante un momento la vista del vampiro se nubló y dejó de ver a Jacob, quien al comprobar la expresión de terror por parte de su novio, se arrodilló a su lado.
—¿Qué ocurre? —Alec apartó la mirada y eso le preocupó aún más—. Estoy aquí, Alec.
El vampiro esbozó una sonrisa que no llegó a permanecer más de unos segundos en sus labios, de repente se llevó las manos a la cabeza de nuevo reprimiendo un grito de dolor. El pitido en sus oídos era inaguantable.
—¿Alec? —la voz de Jacob mostraba lo aterrorizado que estaba y hacia tiempo que no sentía miedo por nada. No sabía lo que estaba pasando, sin embargo, Alec sí lo sabía. Al final comprendía por qué a la ponzoña se le llamaba veneno y él había bebido una recientemente, ahora solo le quedaba esperar para ver sus consecuencias, y si éstas eran tan fatales como para alejarle para siempre de Jacob.
Alec emitió un gruñido que pareció liberarlo de parte del dolor que consumía sus venas. Sus manos se convirtieron en garras de mármol sobre su propia cabeza. Al sentir el calor de las de Jacob tratando de deshacer tal opresión, los ojos del vampiro se centraron en los del lobo. Oyó la carrera desesperada a la que se había lanzado el corazón del chico.
Posó la palma de la mano en la mejilla de Jacob, dibujando una sonrisa débil en su boca.
—Lo siento, no pretendía asustarte.
—¿Qué ha pasado? —por un instante contempló el rostro de su novio y se planteó mil excusas que darle, después pensó en cómo reaccionaria al saberse engañado. Apretó la mano contra su mejilla.
—Tú mejor que nadie conoces a los vampiros, sabes que su veneno puede convertir o matar a los humanos y acabar con los licántropos —el chico hizo un gesto con la cabeza para que continuara cuando Alec no lo hizo—. Si un vampiro es mordido por otro no pasa nada, pero si lo bebemos...
—¿Qué? —preguntó más brusco de lo que pretendía.
—No estoy muy seguro de lo que puede ocasionar, pero no será nada bueno.
—Bella —se puso en pie maldiciendo entre dientes—. ¿Qué se puede hacer? ¿Habrá una manera de sacarte esa cosa?
—No lo sé. Tenemos tres días antes de que la ponzoña recorra todo mi cuerpo, hasta entonces tocará esperar —escuchó la risa sarcástica de su novio.
—¿Crees qué voy a esperar a ver si ese veneno te mata o no? No me conoces, Alec.
Se dirigió a la puerta dando enormes zancadas, Alec le detuvo agarrando su muñeca.
—¿Qué vas a hacer?
—Buscar a Carlisle, él lo sabe todo, y si no puede ayudarme viajaré por todo el mundo hasta dar con el que tenga la respuesta.
Alec sostuvo su mirada un instante antes de abrazarle con fuerza. Podía leer el miedo y la preocupación en los ojos de Jacob.
—Si funciona como con los humanos sólo tengo que luchar contra la ponzoña.
—¿Y si no lo hace? No voy a quedarme a ver cómo sufres sin mover ni un solo dedo por ti.
Salió del abrazo disparado hacia la salida, Alec escondió una sonrisa ante lo impulsivo que era el chico, después no dudó en salir tras él.
Jacob no esperó a ser invitado, ni siquiera llamó, simplemente irrumpió en el salón de los Cullen donde se encontraban unas cuantas maletas junto a la pared. Alice le fulminó con la mirada desde el sofá, Jacob la ignoró por completo.
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El Guerrero de los Vulturis // ¿Jacob x Edward? //
Fiksi PenggemarPensaban que su historia era de esas que tras superar varios obstáculos estaban destinadas a durar toda la eternidad, pero al presentarse un obstáculo mayor iban a saber de qué estaba hecho su amor. Jacob había dado todo por Edward, sin embargo, e...