Capítulo 2: El Invencible Mikey

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9 de Julio de 2005

Desde pequeña, Kata había sido bastante sociable con las personas. Incluso había tenido situaciones en la que no sabía con qué grupo de amigos ir. Pero al entrar a secundaria, la cosa comenzó a cambiar.

No es que se hubiera vuelto antisocial, para nada. No se consideraba extremadamente popular, pero sabía de antemano que más de un chico le había echado el ojo a ella y a su amiga, no era tan guapa como Hinata, pero sabía aprovechar todos sus atributos positivos lo máximo posible, y su inteligencia era una cualidad que llamaba la atención a más de una persona.

Pero el simple hecho de tener un empleo a medio tiempo y que ocupaba todos los fines de semana limitaba mucho socializar con los amigos.

Una de las cosas que le alteraba mucho era cuando sus compañeros la invitaban a planes y tenía que decirles una excusa barata para no ir. Siempre había sido buena con las palabras y no sospechaban, pero últimamente se estaba quedando sin ideas.

Tampoco era una cosa que llevara en secreto. No tenía problema ninguno en que supieran que trabajaba de camarera en un restaurante, pero no era una persona que le gustara dar explicaciones sobre su vida personal a personas ajenas.

Unas de las pocas personas que sabían de su trabajo eran Takemichi y Hina. Y claramente todas aquellas que la habían visto en la cafetería.

Lo que sí que le enojaba realmente era tener que levantarse a las siete de la mañana para ir a trabajar un sábado, como hoy.

— Podría haber dormido más horas. —se quejó la chica bostezando. En ese momento se imaginó como debería de estar durmiendo plácidamente su hermano menor en su cama— Que suerte tienen algunos. —suspiró apenada.

— ¡Fujimoto deja de quejarte y recoge la mesa 7!—le ordenó su compañero trayendo una bandeja de platos sucios.

— ¡Voooyyy!—dijo sin muchos ánimos. Se arrimó a un espejo cercano y se volvió a hacer de nuevo la coleta baja, debía de tener buena imagen para los clientes.

— ¡Y cuando termines toma nota en la mesa 4, han venido nuevos clientes!

— ¡Siii!

La chica salió de la zona de servicio y limpió la mesa que estaba llena de platos. Al menos los clientes de esa mesa se portaron bien y no ensuciaron mucho. Una vez hecho, se dirigió a la mesa 4.

Se acercó caminando mientras sacaba la libreta y un bolígrafo de su bolsillo. No se fijó en los clientes, ya que conocía el camino de memoria.

Una vez llegó a la mesa, abrió la libreta y comenzó a escribir en ella. En ningún momento miró a la mesa.

— ¡Buenas tardes! ¿Qué desean?—lo soltó como un completo robot.

— Uhh... una hamburguesa y un refresco.

La adolescente escribía concentrada en el trocito de papel.

— Muy bien, ¿algo más?—preguntó esperando alguna orden más.

Hubo un par de segundos en el que no hubo respuesta, cosa que mosqueó un poco a la joven. Con un poco de curiosidad, a no haber ni una sola respuesta, arqueó la ceja y por primera vez dirigió su mirada a los clientes de la mesa, dejándola completamente helada.

Nada más y nada menos los dos chicos que estaban sentados en esa mesa eran los bravucones que entraron a su escuela.

Ambos rubios la miraban, el chico de trenza con una ceja levantada, parecía curioso. Mientras que el bajito la miraba sin ninguna expresión.

DEATH (Manjiro Sano/ Mikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora