RESILIENCIA

384 23 42
                                    

ALÍCIA
Hola, Lisboa

Raquel, al otro lado del intercomunicador, cierra los ojos. Esa voz... es inconfundible. Un escalofrío le recorre todo el cuerpo. El resto de la banda también la escucha, Alícia Sierra tiene al Profesor.

LISBOA
Alícia...

ALÍCIA
Vaya, no te noto sorprendida.
Qué chasco...

LISBOA
¿Dónde está el Profesor?

Alícia se ríe en silencio y se muerde los labios. Tarda unos segundos en contestar.

ALÍCIA
El Profesor...

LISBOA
¡Alícia!

ALÍCIA
No grites que te está escuchando.
Ay, Raquel... no puedo creer que estés ahí dentro. Me preocupas, no te lo voy a negar...

Dice con sorna. Raquel la interrumpe.

LISBOA
Déjate de monsergas y déjame hablar con él.
¡Sergio!

Alícia lo amenaza de lejos con la pistola, se la coloca en los labios en señal de "silencio". Está sentado en una silla, con los brazos encadenados al cuerpo y las manos atadas con una gruesa cuerda.

ALÍCIA
¿En qué momento has dejado de pensar en ti, como mujer, dueña de tus propias decisiones, para seguir el plan de un psicópata narcisista? Y lo que es peor, has dejado de pensar como madre y como hija para ponerte a pegar tiros y tirar bombas en el centro de Madrid...

LISBOA
¿Me lo estás preguntando tú, Alícia?

Alícia mira hacia abajo y se topa con su enorme barriga, respira hondo y sigue.

ALÍCIA
Siempre hemos presumido de nuestra resiliencia, Raquel... las dos, siempre haciendo frente a lo que se nos pusiera por delante con tal de demostrar que éramos capaces de todo.

Las lágrimas comienzan a invadir el rostro de Raquel.

LISBOA
Y lo somos, seguimos siendo capaces de todo, o si no... ¿qué haces tú ahí ahora mismo, Alícia?

Alícia que la estaba escuchando con gesto sonriente, traga saliva y la deja hablar. Aprieta los labios.

LISBOA
Podría formularte exactamente las mismas preguntas que acabas de hacerme, pero no lo voy a hacer porque entiendo cómo puedes sentirte...

ALÍCIA
No tienes ni idea.

La interrumpe con rabia.

LISBOA
Entiendo que quieras romperlo todo, mitigar tu dolor a toda costa. Por eso no te juzgo por lo que has hecho, pero esto no te va a ayudar...

ALÍCIA
Calla...

Masculla entre dientes. Raquel hace caso omiso y continúa alzando la voz.

LISBOA
No te juzgo porque sé lo que es estar sola ante el peligro. No querer ayuda de nadie, pensando que eres capaz de salir adelante con todo como bien dices, pero no es así. Este no es el camino, Alícia, tienes que parar. Yo no te hice caso a tiempo, y me arrepentí de haberte perdido, de haber perdido a la única persona que trataba de abrirme los ojos.
Para ahora, hazlo por ti y por ese bebé.
Hazlo por Germán, Alícia.

One-shots. LA TEORÍA Y LA PRÁCTICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora