YO NUNCA

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Alícia está en el cuarto de baño del apartamento en el que se esconden de Tamayo. Ha llenado el lavabo con agua caliente y se dispone a sumergir a Victoria.

La pequeña emite un leve quejido al sentir el agua en sus diminutos piececitos, se encoge.

ALÍCIA
Shhh... chiquitina, ¿qué pasa?
Si hace nada estabas flotando dentro de mí.
Te va a gustar, ya verás.

Victoria se relaja poco a poco sobre el antebrazo de su madre. Alícia la acaricia y echa agua sobre la cabecita limpiando con suavidad los restos de sangre del parto.

ALÍCIA
¿Lo ves?
Te gusta...

Dice sonriente con voz dulce y los ojos vidriosos.

ALÍCIA
Mi pequeña sirena.

Tararea una nana. El Profesor se acerca despacio a la puerta del baño, que está entreabierta, y observa la escena con ternura.

Alícia aprieta los labios y suspira. Una lágrima recorre su mejilla.

ALÍCIA
Qué injusto es esto, mi vida...

Ve la silueta del Profesor a través del espejo. Se repone y contiene sus lágrimas. Carraspea.

ALÍCIA
Ya estás lista.

Sostiene a la pequeña por debajo de los brazos, la coloca cuidadosamente sobre una toalla mullida que ha dejado extendida junto al lavabo. La seca suavemente e improvisa unos pañales con una toalla pequeñita. Vuelve a ponerle la ropa que Marsella había comprado.

ALÍCIA
Algo es algo, hija... no nos podemos poner exquisitas.

La arrulla bajo su cuello y sale del cuarto de baño. El Profesor la espera en el salón.

ALÍCIA
¿Te importa quedarte un rato con ella mientras me doy una ducha? Lo necesito...

El Profesor asiente, se coloca las gafas y alarga sus brazos para sostener a la niña.

PROFESOR
Ven aquí, Victoria.

Le sonríe y se va con ella hacia la ventana. Alícia vuelve al cuarto de baño, cierra la puerta. Exhausta, se apoya sobre el lavabo y se mira al espejo. Todavía tiene sangre en el cuello de cuando ha abrazado a su hija por primera vez. Sus ojos están rojos de contener las lágrimas, sus ojeras empañan el dibujo de sus pecas y su vientre está abultado y dolorido.

Hasta ese instante no se había parado a pensar en todo lo que había sucedido en su cuerpo en tan solo unas horas. Es como si todo el cansancio y dolor contenido hasta entonces estuviese apareciendo de repente.

ALÍCIA
Uf... joder

Mira al suelo y observa varias gotas de sangre. La hemorragia propia de una recién parida se abre paso entre sus piernas. Siente como su útero trata de contraerse y comienzan a acabársele las pocas fuerzas que le quedan.

Abre el grifo, se quita la coleta, la ropa y entra en la ducha. Es el momento ideal para descargar todas las emociones vividas, sus lágrimas se funden con el agua sobre su rostro. Llora con los ojos cerrados, se estremece con los entuertos posparto que le vienen de vez en cuando, clavando sus dedos sobre su vientre con el fin de detenerlos, pero la realidad es la que es... acaba de parir, está jodida, acabada, con una niña recién nacida que depende de ella y sin más opciones que confiar en el que hasta entonces consideraba su peor enemigo.

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⏰ Última actualización: Apr 04, 2022 ⏰

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