Capítulo 20

105 13 6
                                    

Dos meses después.

Sigo igual.

Ya no estoy tan deprimida a la vista de los demás, pero mi corazón sigue roto. Nada ha cambiado.

Todas las semanas voy a verle. A dejarle flores en su tumba.

A decirle que le amo, que le sigo amando y que le amaré siempre.

Cómo me costó el entierro…

Flashback

-Ahora, la novia de Pablo nos dirá unas palabras –dijo el sacerdote.

Yo fui caminando lentamente, con mi vestido, rebeca, medias y bailarinas negras.

Tenía preparado un discurso para decir, porque pienso que esto no iba a ir para él sino para los que me estaban escuchando… Pero lo hice por mí. Necesitaba decir todo lo que sentía y era el momento.

Rompí en pedacitos la hoja ante la interrogante mirada de todos y comencé a hablar.

-Pablo ha sido mi gran amor. Sé lo que todos pensarán: una historia adolescente como otras tantas. Nada serio. Que estoy mal, porque es normal, pero que no durará mucho. Déjenme decirles que se equivocan y que no saben absolutamente nada de nuestra historia. Él y yo estábamos enamorados. Yo estoy enamorada de él. Lo amo. Y lo amaré siempre, siempre va a estar en mi corazón.

En ese momento rompí a llorar. Cuando me recompuse un poco seguí.

-Él, que me dejaba sin aire cada vez que sonreía. Él, que me acompañaba a casa siempre, cuando yo le decía “qué caballero” sarcásticamente y él me contestaba “contigo siempre” y su sonrisa de lado. Sus besos, sus caricias, sus mensajes, su risa. Música para mis oídos. Creo que al principio sólo estaba encaprichada y que a él le pasaba igual. Pero siempre tuvimos algo especial. Siempre. Nunca antes habíamos sentido esto, y en pocos meses nos dimos cuenta de que lo que sentíamos era… era simplemente amor. Amor de verdad. Yo siempre pensaba que había tenido mucha suerte. Que había sido una historia bastante fácil de iniciar. Supongo que esto es el karma. Ahora toca sufrir, ¿no? Pues, preferiría que nos hubiésemos llevado mal, que él hubiese sido un cabrón y yo la típica chica tímida o al revés, él el tímido y yo una puta, una cualquiera y hubiésemos acabado felices y enamorados para siempre y no estaría aquí diciendo todo esto. Quizá estaría con él en un parque, abrazándole. Amándole.

Volví a llorar.

-Siento si esto no es lo que esperaban de una chica, o bueno, como ustedes dirán, niña, de 15 años, pero es lo que siento. Esto es para Pablo. Sólo quiero que sepas, mi amor, que te amo, que te amé desde siempre y que siempre, pase lo que pase, te voy a amar.

Apreté fuertemente el colgante que ponía P colgado de mi cuello y luego añadí:

-Es una pena que me vaya a tener que quedar con el otro colgante, ¿sabes? Pero sé que desde donde estés… Siempre me vas a llevar a fuego… Porque hay cosas que no se tatúan pero permanecen siempre. Te amo.

Simplemente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora