Simplemente amor

Capítulo 9

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Sábado por la tarde, en un parque cercano a la casa de Nerea.

-¿Pero a dónde vamos? ¡Quítame la venda ya! –suplica Nerea a Pablo, quien la lleva entre risas hacia un lugar sorpresa.

-¡Pero si acabamos de salir de tu portal! ¡Espera cinco minutos, anda!

Nerea alza una ceja, aunque sabe que Pablo no lo puede ver.

¿A dónde la llevará?

¡Que le quite el pañuelo de los ojos pero ya!

Después de esperar cinco minutos exactos, Nerea explota.

-¡Quítamela! ¡Por fa!

-Está bien, está bien.

Y, cuando Pablo le quita el pañuelo de los ojos, Nerea se queda sin palabras.

La ha llevado a una especie de prado, con muchísimas flores.

Es un espectáculo precioso.

-¿Te gusta? –le pregunta Pablo.

-Me encanta. Muchas gracias –dice Nerea dándole un beso.

Pablo ríe, contento.

-Me alegro mucho.

Van juntos a un banco, y están un rato hablando de nada y de todo a la vez.

En los ojos de ambos está ese brillo que sólo aparece cuando estás muy pillado por alguien, cuando sientes que es esa persona y ninguna más.

Es en ese instante cuando te das cuenta, que en ese momento, en ese lugar, ahora mismo no hay nada que te importe más que la persona que tienes al lado.

Y entonces comprendes, que hasta entonces nunca habías sentido algo parecido.

Que siempre había sido más bien una aproximación, pero que ahora lo sientes de verdad.

Y después de mucho hablar, varios besos y abrazos, ambos caminan juntos, riendo, felices.

21:00, en casa de Raúl.

Después de pasar el día entero en su casa, por fin lo tiene.

Conoce a Marta; si le dice a las claras lo que siente se lo tomará como si fuese uno más, pero él no quiere eso, así que le tocará currárselo un poco más.