- ¿Acaso enloqueciste?
- ¿Por que demonios me estas gritando?.- Yibo apretó los dientes.
- ¿Cómo me dices justo ahora que no participaras en la competencia?
- No entiendo cual es el alboroto ¿Acaso no tengo un suplente? El puede correr por mi.
- ¿Qué sucedió? ¿Por que no competirás?
- Surgió algo.
- ¿Estas metido en problemas con tu viejo?
- No es eso.
- Bien, por lo visto no me quieres decir que sucede así que no te voy a insistir.
- Solo tienes que saber que no sucede nada malo.- Yibo sonrió mientras le daba una mirada a la puerta de su habitación.- Luego te contaré.
- Está bien.- Dejó escapar un suspiro.- Te llamaré una vez que la competencia finalice.
- De acuerdo, buena suerte.
Después de disculparse con su compañero de equipo y mejor amigo Yibo finalizó la llamada, esa mañana debía estar de camino a Shanghái para participar en la competencia, el al igual que sus amigos habían esperado con ansias aquel día, pero sus planes se vieron interrumpido debido al repentino visitante que había llegado la noche pasada a su puerta.
¿Cómo le explicaba a su mejor amigo que en su hogar se encontraba un desconocido el cual había rescatado la noche anterior? Sabia que una vez que les contara esta situación a sus compañeros no solo seria reprendido por estos por el hecho de abrir las puertas de su hogar a un desconocido, sino que también alertaría a su padre sobre esta situación.
Era consciente de la estricta vigilancia que el patriarca tenia sobre el y temía que este se inmiscuyera, era obvio que aquel chico se encontraba huyendo de algún peligro, que la había pasado mal, lo había visto en su rostro la noche anterior, vio el terror en sus ojos, estaba huyendo de alguien que lo había lastimado por lo que quería mantenerlo a salvo hasta estar seguro de que ya no habría ningún peligro.
A pesar de tratarse de un completo extraño le había hecho una promesa la cual cumpliría, lo cuidaría y no permitiría que nadie lo lastimara, no sabia porque lo hacia, se estaba entrometiendo en los asuntos de este desconocido y se estaba comprometiendo con su seguridad, quizás fue su frágil y triste tono de voz cuando suplico por su ayuda o quizás fue su expresión de pánico y sus lagrimas, no sabe muy bien que fue, solo sabe que ahora se siente responsable de su seguridad.
Sostenía una delicada bandeja con algunos alimentos, desde la noche anterior el joven licántropo de pelaje negro se había internado en su habitación, por lo que Yibo supuso que debía de estar hambriento, así que esa mañana preparó desayuno suficiente para su invitado.
Golpeo dos veces la puerta de su habitación y esperó unos minutos por una respuesta que no llegó, aun así se adentró a aquel lugar, trató de hacerlo de manera sigilosa y con cautela, no quería alterar al joven que se encontraba allí. Despacio asomó su cabeza y con su vista barrió el lugar, observó su cama vacía y desarreglada por lo que entró, aquel lugar estaba en completo silencio, parecía que no había nadie allí.
Por un instante se preocupó, el joven pelinegro no se encontraba por ningún lado ¿Se habría marchado sin que se diera cuenta? Estaba a punto de darse la vuelta y salir en su búsqueda cuando su nariz se movió ligeramente y pudo percibir un aroma especial, agudizando su olfato Yibo rastreo aquel aroma por la habitación, olfateo hasta que su nariz yo llevó a uno sus vestidores.
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Marca.
FantasyPor siglos pura sangre y mestizos han vivido alejados uno de los otros, no se consideran enemigos aun asi han mantenido una gran distancia, debido a esto dos clanes se han formado. Los pura sangre, aquellos los cuales en sus genes corre el lobo, fue...