Marca.

Ojos Color Sol.

Frente al gran ventanal que daba hacia la ciudad, justo en el suelo sobre una gran manta la pareja reposaba, refugiados bajo una fina sabana de algodón y abrazados observaban las luces nocturnas.

La cómoda y enorme cama era un desastre, las sabanas arrugadas y húmedas con una mezcla de distintos fluidos producto de una gran noche de pasión se encontraban desparramadas en el suelo.

- ¿No estas incómodo?.- Acarició el pelo del que reposaba en su pecho.- Déjame acomodar la cama, iré a cambiar las sábanas para que puedas descansar correctamente.

- No...- Xiao Lei sonrió aún en su lugar.- Aquí me siento muy cómodo.

- ¿Estás seguro?.

- Muy seguro, me gusta la vista, me gusta la compañía.- Besó su pecho.- No quisiera que este momento terminara.

- ¿Quieres quedarte más tiempo? Puedo reservar la habitación por otro día más.

- No es necesario.- Levantó su cabeza para encontrar la mirada de Kenta.- Siempre que sea contigo no importa el lugar donde esté para mí estará bien.

- Me alegra saber eso.- Peinó el mechón de pelo que cubría su rostro.- ¿Duele en algún lado?..

- No tanto.- Se volvió a recostar sobre su pecho.- La sensación de felicidad es mayor.

- Xiao Xiao...perdóname...por haberte mordido sin tu consentimiento, yo...

- ¿Por qué me pides perdón?.- Sonrió.- ¿Aún no lo entiendes?.- Lo volvió a ver a los ojos.- Estoy aquí...contigo, porque te he elegido como mi compañero, he conocido personas antes, he intentado tener algún tipo de relación pero nunca resultó, nunca pude llegar a este punto con alguien, parecerá tonto pero...- Sonrió con una pizca de vergüenza.- Es que siempre esperé al indicado.

- Me hace muy feliz escuchar esto.- Lo abrazó.- Nunca imaginé sentir esto por alguien, mi corazón y mi mente siempre estuvieron en otro lado y pensé que nunca se moverían de allí.

- ¿Estaban con Yibo?

- Si...- Kenta se agitó.- ¿Cómo lo supiste?

- ¿Te olvidas quien es mi primo?.- Sonrió.

- Xiao Xiao...- Kenta se incorporó con rapidez.- No vayas a pensar mal, lo que ocurrió entre Yibo y yo...

- No tienes que explicármelo.- Besó su mejilla.- Soy consciente de su relación y de lo que sucede entre ustedes, prometo que no me interpondre y mucho menos me molestaré por ello.

- ¿Y así te enojas cuando yo digo que eres un hermoso lobito?.- Tiró de Lei sentandolo sobre su regazo.- Puedes estar tranquilo...- Acercó sus labios a la marca en la clavícula de Lei y la besó con suavidad.- Eres y seguirás siendo mio...

- Siempre lo seré...- Hizo una pausa y bajo la mirada.

- ¿Que sucede?

- Es que...- Se sonrojó.-...En esta posición...

- ¿Que?

- ¿Po...podemos hacerlo una vez más?.- Si rostro estaba completamente rojo.

- Las veces que desees.- Besó su cuello.

Volvieron a hacer el amor, lo hicieron hasta que las luces de la ciudad se fueron opacando ante la llegada del alba, hasta que sus cuerpos estuvieron tan cansados que incluso el más mínimo movimiento se convirtió en una tarea difícil, ambos saciaron su deseo de tal manera que cayeron rendidos frente al gran ventanal.