Ocultando la verdad.

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La mesa estaba perfectamente preparada, un nutritivo y completo desayuno estaba colocado alli en espera de ser consumido, Wang Yibo observaba la mesa mientras hablaba por su móvil y por un momento pensó en algo que le causó incluso gracia.

Kenta era como una pequeña y dedicada esposa de carácter fuerte pero corazón blando, de esas que maldicen al esposo una y otra vez pero siempre están al pendiente de sus necesidades, haciendo las cosas a regañadientes pero estando secretamente complacidas y felices de hacerlo.

Por tanto tiempo había sido así, había cuidado de él, vigilandolo, regañandolo, e incluso gritándole pero siempre al pendiente de que todo marchara bien y sobre todo poniendo un trozo de su amor en cada acción.

- ¿No hay nada que se pueda hacer?.- Yibo rasco su nuca mientras hablaba por el móvil.

- ¿Que sucede?.- Kenta se sentó a su lado.

- Ya di mi palabra a los organizadores, incluso firmé el acuerdo ¿Como podría faltar?...- Suspiró.- Bien...dejame pensar que hacer, te llamaré luego.- Colgó.- ¡Rayos!

- ¿Algún problema?

- El nuevo embarque saldrá hacia Estados Unidos en dos días pero el comerciante necesita que yo esté presente.

- ¿Y eso por qué?

- Se hará la renovación del contrato y hay algunos documentos y asuntos que arreglar.- Resoplo.- ¿Que puedo hacer? Si falto a la competencia podría ser acusado por incumplimiento de contrato y si dejo de lado mi negocio podría perder demasiado.

- Espera...- Kenta golpeó sus dedos en la mesa.- Dejame pensar...

- ¡Rayos!.- Tiró de su pelo.

- ¿Es necesario que seas tu quien vaya a Estados Unidos?

- Se trata de la firma del contrato y de otros asuntos de suma importancia.

- Entonces...yo puedo ir.

- ¿Cómo?.

- Cómo tú socio puedo ir en representación tuya, solo deberías firmar una autorización para que yo pueda manejarlo.

- Pero...

- Yibo...- Tomó su mano.- Se lo importante que es esto para ti, recuerda que prometí ayudarte, además este negocio nos concierne a ambos, así que no molesta hacerlo.

- ¿En verdad?

- En verdad...- Asintió.

- Siempre he podido contar contigo.- Sonrió.

- Y puedes seguir haciéndolo.- Borró su sonrisa.- Pero...si yo me voy tu...

- Estaré bien...- Se carcajeo.- Además no es como si fueras a demorar mucho por allá.

- Cierto...- Asintió.- Entonces iré...- Lo apuntó.- Pero debes prometerme algo.

- ¿Que?

- No cometerás ninguna estupidez.

- ¿De qué hablas?.- Yibo sonrió.

- Sabes de que hablo, no vas a hacer nada estúpido, no actúes de forma apresurada...

- Tu...en verdad...- Negó mientras sonreía.

- Prometelo...

- ¿Que te tengo que prometer?.- Se levantó de su asiento.- Acaso soy un niño ¿No habiamos hablado ya?.- Acuno su rostro entre sus manos y besó su frente.- Deja de preocuparte mamá, este hijo tuyo se portara bien.

Marca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora