⚔capitulo XVIII⚔

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Narra Shura

Han pasado ya varias semanas desde mi confrontación con dipper y aquel chico de nombre Bill, en aquel momento la sangre me hervía tanto por el enojo que no me di cuenta de aquella extraña sensación muy conocida a su vez, aquella que te da a saber que aún no te encuentras solo, que tu otra mitad aún sigue presente pero no del todo. Así que en estos últimos días me dediqué a buscarlo por todas las dimensiones que mi cuerpo aguante, con la esperanza de encontrarlo. Sin embargo, todos mis esfuerzos son en vano, perdiendo las esperanzas poco a poco.

Regresó a mi dimensión exhausto y me acuesto en la cama recordando la primera vez que lo conocí, como nos fuimos enamorando y aquel día en que lo ayude a escapar de su prisión. Ahora que lo pienso detenidamente, aquel día no lo recuerdo con claridad, como si alguien me lo hubiera bloqueado y con el paso del tiempo solo pueda recordar sombras, aquellas sombras que representan a dos chicos... Nosotros?...no, son diferentes... Quienes son? Y con aquellos pensamientos me quede profundamente dormido.

Al abrir míos ojos me percaté de que no me encontraba en la casa que compartía con Hanaki, observando con detenimiento aquel cuarto de paredes carmesí, un ropero a la derecha de la cama, dos pequeñas mesas de noche a cada lado de la cama y una imponente cabecera, todo de madera de roble oscuro y una única ventana que daba a un pequeño jardín destruido. Me di cuenta de que me encontraba en mi antigua habitación en el palacio del anterior rey de estas tierras, ahora propiedad del señor Gray.

-Shura espero que ya te encuentres despierto, porque hoy empieza tu día como guardián del príncipe prisionero- dijo una voz penetrante detrás de la puerta, sacándome de mis pensamientos y entendiendo que esto no era la realidad, si no mis propios recuerdos.

-por supuesto su majestad, en un momento salgo-respondí, empezando a escuchar aquellos pasos retirarse por donde vinieron. Suspiré y me puse de pie para tomar un baño y arreglarme, si no mal recuerdo hoy fue el día en que me asignaron ser el guardián del príncipe prisionero de las tierras conquistadas, en ese entonces no me importaba lo que le pasara al pobre infeliz del que ocuparía mi lugar. Porque así era y creo que aún es la ley del rey. En el reinado de los demonios los más poderosos se encontraban en la familia real y como el señor Gray técnicamente no es un demonio vive absorbiendo la energía y magia de los demonios a su alrededor, creando a sus asquerosos hijos comadreja y destruyendo toda dimensión que se le encuentre a su paso como una plaga.

Al salir me dirigí inmediatamente al salón del trono y al entrar hice una reverencia al actual rey, el señor Gray, una nutria enorme con dos brazos forzudos, boca en forma vertical con un buen puñado de colmillos afilados. Este ser se encontraba encima del trono y a sus pies se encontraban los cadáveres de los antiguos Reyes. A su lado uno de sus guardias sostenía al príncipe, un joven de complexión delgada, cabellera larga y negra como la noche y de unos impresionantes ojos azules, se encontraba medio arrodillado ya que el guardia lo sostenía del antebrazo y aquellos ojos se encontraban llenos de lagrimas.

-aquí tienes a tu reemplazo y prisionero, recuerda llevarlo a mis aposentos todas las noches-dijo el señor Gray mientras el guardia tiraba al piso al pelinegro. Por mi parte solo lo tome del brazo bruscamente sin importarme que lo lastimaba y empecé a caminar en dirección a mi cuarto. En el camino pensé que se resistiría, que me suplicaría que lo soltara, sin embargo, no lo hizo algo que me extrañó. Cuando yo fui capturado y mis padres asesinados le supliqué a mi antiguo guardián que me dejara libre, que no quería vivir en esas condiciones, hasta incluso suplique para que me matara y poder descansar con mi familia.

-a donde vamos?-preguntó el príncipe con voz temerosa, pero a la vez curiosa, sacándome de mis recuerdos y deteniéndome en seco.

-vamos a mi habitación- respondí secamente y retomando el camino. En eso siento como el príncipe se relaja y hasta da un suspiro por mi respuesta poniéndome algo incómodo. Al llegar por alguna extraña razón el príncipe se adelantó y entro como si nada, actuando como un niño pequeño empezando a explorar el entorno.

Eres Un Demonio?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora