—Liliana, déjame hablar contigo por favor —pide César Montes.
—No tengo nada de que hablar contigo.
—Al menos mírame.
—¿Para qué? —dije mientras desempaco algunas cosas de la maleta para buscar mi blusa deportiva.
—Quiero que me mires a los ojos y digas que ya no me amas.
Detengo mi acción y dejo clavada mi vista en la prenda que tengo en la mano. César se encuentra a mi lado, un poco inclinado hacía la derecha para poder verme, debido a su gran estatura y a lo pequeña que es la mía.
—De verdad, Jasib, yo no sé que buscas —dije al fin y sigo con lo que estaba haciendo—. Vas a casarte con Fernanda, se supone que en Instagram no dejas de decir que es el amor de tu vida, además ya tienen una hija. No entiendo para que rayos quieres que te diga que no te amo.
—Para estar seguro de lo que haré. No quiero casarme sabiendo que me amas aún y mi matrimonio te hace sentir mal.
Rio por lo bajo e irónicamente ante su comentario.
—Esa etapa de sentirme mal por ti ya pasó, Cesar.
—Quiero que estemos bien entre los dos, por favor.
Por primera vez logro mirarlo y él me observa con ojos de perrito deprimido. No puedo evitar sentir un poco de ternura ante esa expresión de su parte, pero de inmediato la realidad vuelve a mi cabeza.
—Sé que te amé demasiado, Lili, pero la vida nos ha puesto en caminos un poco separados —vuelve a hablar—. Ahora soy padre y voy a casarme con alguien que no eres tú, y aún así yo deseo que podamos seguir siendo amigos como lo fuimos antes de enamorarnos.
Es una decisión difícil y que porsupuesto no cualquiera diría que sí, o al menos no tan fácil. Pero la situación de César y yo no es tan común como las de las demás parejas que deciden separarse. No importa cuánto pudiera odiarlo, tendría que seguir viéndolo. Aún así, no lo odio, es una gran ventaja, pero la realidad es que seguirá presente en mi vida y no me queda nada más que estar en paz con él si queremos que ninguno de los dos tenga problemas.
—No te preocupes César, hemos terminado bien. Estamos bien. Así que podemos ser amigos sin problema —me encogo de hombros—. Es lo mejor para ambos.
—¡Gracias Liliana! —exclama y envuelve sus brazos alrededor de mi cintura y me carga mientras me da vuelta en el aire.
—¿Cachorro? —llama alguien a César y éste me deja en el suelo. Un Diego Lainez nos observa con curiosidad y confusión— Perdón. Es que nos llaman para darnos algunas indicaciones de prevención.
—Ah sí, voy.
César sin mirarme, sale de la habitación, dejándome con Lainez, quien me observa aún.
—¿Qué?
—Tú también debes ir.
—Cierto —digo y le hago de señas para que salgamos de mi habitación del cuarto y cerrar la puerta tras nosotros.
Caminamos unos cuantos pasos pero parece que Diego tenía mucha curiosidad ante lo que había visto.
—Disculpa Liliana, sé que no tengo tanta confianza contigo porque no somos realmente cercanos pero, ¿Podría saber que hay entre César y tú? Es decir, él tiene novia y...
—No estamos juntos, si es lo que piensas.
—Es que ese abrazo se vio especial.
—Fue mi novio, por si no sabías y no habíamos hablado desde que terminamos. Lo que viste, acababa de decirle que podemos ser amigos ya que es lo mejor para ambos porque debemos convivir queramos o no.
ESTÁS LEYENDO
Me hiciste brillar || Diego Lainez
FanfictionLiliana Torres es una chica de 21 años, quien tiene dos pasiones en la vida; la enfermería y el fútbol. Su padre pertenece al equipo médico de la Selección Nacional de México, por lo cual ella tiene una buena relación con algunos futbolistas. Sin em...