Capítulo 15.

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-No mam*s que éste wey es tu novio -dice Luis, mirando con superioridad a Edgar.

-Eso es algo que a ti no te interesa -hago una mueca de irritación-. Por favor, Luis, no te lo voy a volver a pedir amablemente. Ya vete.

Edgar está a mi lado, con una postura de confianza y atento por si se arman los madrazos. Luis no le quita los ojos de encima para luego mirarme a mí.

-¿Qué pedo con tus gustos en los vatos? Estás perdida.

-Sí, yo también me cuestiono lo mismo cuando recuerdo que me gustaste -digo con una sonrisa sarcástica.

A mis amigas se les escapa una risa pequeña que hace enojar aún más a Luis, quien se percata que él solo se mató.

-No sé ni porque me acerqué a hablarte. Eres solo una estúpida perdida de tiempo como siempre, por eso jamás quise algo serio contigo -dice con molestia.

-Y te lo agradezco, me libraste del mayor arrepentimiento que pude tener en la vida.

Luis me dedica una última mirada enfurecida y se aleja sin decir absolutamente nada.
Ana y Merari me observan con un poco de asombro.

-¿Y eso que fue? -inquiere Merari.

-Amiga, parecía que querías humillarlo.

-Yo no quería hacer eso, Ana. Él sólo se humilla porque no piensa lo que dice.

Edgar me mira y sonríe.

-Hola, por cierto -digo y lo abrazo.

-Hola -dice con una sonrisa.

-Que casualidad encontrarte, apenas iba a decirles sí salíamos un día de éstos.

-Pues igual podemos salir.

Edgar es mi amigo, como ya había mencionado anteriormente. Lo conocí en la universidad junto a mis otros cuatro amigos; Christopher, Joel, Ángel y Monserrat.

Mis amigas ya conocen a Edgar y al resto de mis amistades de la universidad, dado a qué cuando cumplí veinte los celebré con ellos en una fiesta que mi papá organizó en la casa.

-Bueno, no quiero seguir interrumpiendolas en su día de chicas -dice Edgar-. Además tengo que ir a checar algo de mi celular.

-Sí, está bien.

-Nos vemos luego -Edgar me besa la mejilla y mira a mis amigas con una sonrisa-. Hasta luego, chicas.

-Adiós -responden las tres al unisono.

Edgar se aleja y volvemos a quedar las cuatro solas.

Vuelvo a mirar hacia la dirección en dónde había visto al chico que pensé que podía ser Diego, pero ya no lo veo, así que supongo que no era él.

Llego a casa y mi padre se encuentra sentado en el mueble de la sala, viendo la repetición de algún partido.

-Hola papá -saludo y corro al baño para lavarme las manos.

-Hola Lili -escucho que dice.

Me lavo correctamente las manos siguiendo los pasos que nos enseñaron en enfermería, y salgo del baño.

-Mañana es cumpleaños de Sonia -anuncia.

Sonia es mi prima. Es la menor de todas los primos por parte de la familia de mi papá.

-Ah que bien -sonrío.

-Van a hacerle una fiesta familiar.

-Vamos a ir, supongo.

Me hiciste brillar || Diego LainezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora