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Donde JJ descubre que la hermana melliza del estúpido Topper Thornton no es sólo una cara bonita, y que no es tan creída y tonta como él creía.
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Donde Rafe Cameron se da cuenta de que que a pesar de esa coraza fría y sin sentimie...
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Cuando llegué a casa de los Cameron la mañana después del huracán Agatha —había arrasado con la isla— primero vi a Wheezie, la hermana pequeña de Sarah y Rafe. Estaba en una tumbona mientras tomaba el sol.
Y Sarah... Sarah parecía estar dando vueltas alrededor del jardín con una raqueta en la mano y solo el bikini y unos vaqueros cortos puestos.
—¿¡Qué haces!?—le pregunté con las cejas hundidas.
—Está salvando a los ratones —Contestó Wheezie por ella.
Miré a mi amiga con cara de no entender por qué hacía eso. A veces tenía ideas algo extrañas. Pero deje que hiciera lo que fuese que estaba haciendo.
—La pequeña Thornton ha venido a vernos —dijo una voz muy conocida para mi detrás.
Me giré y me topé con Rafe Cameron, que me miraba con una media sonrisa mientras avanzaba hasta nosotras. Lo miré sin saber cómo actuar en ese momento.
—Sí, de hecho quería decirte algo —le susurré con cara de pocos amigos.
Él me miró sin comprender, aunque seguía sonriendo cínicamente. Le agarré del brazo y le llevé más lejos para que la cotilla de su hermana pequeña no escuchase nada. Estaba harta de que Wheezie metiera sus narices en todo.
—Te veo molesta —bromeó él.
Le llevé junto a un árbol y se apoyó en él para mirarme cruzándose de brazos. Yo intenté no ponerme nerviosa.
—¿En serio le contaste a mi hermano lo que pasó? —Le dije incrédula.
—¿Qué pasó, Charlie?—seguía con esa expresión arrogante que decía claramente: «Dilo con todas las letras».
Yo me trabé un poco al comienzo de la frase, pero seguí con la postura firme. Si Rafe pensaba que me ponía nerviosa... Lo hacía, pero no dejaría que lo supiera.
—Lo que pasó. Tú sabes bien lo que pasó. —no quise decir la palabra como tal.
Rafe soltó una carcajada echando la cabeza hacia atrás al escucharme hablar de esa manera, tan avergonzada e inocente. Yo podía parecerlo aunque no lo fuese de verdad.
—¿El qué? ¿Qué follamos? —me decía sin preocupación alguna—. Dilo, Charlie. No tiene nada de malo.
—Sí, Rafe. Exactamente eso —le señalé con el dedo índice acusándolo con enfado—. No se te ocurrió nada mejor que tirarte a una chica e ir directo a contárselo a su maldito hermano.
Rafe acercó su rostro al mío con lentitud y dejó su mirada sobre la mía.
—Ese maldito hermano resulta ser mi amigo, Charlie.
