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Donde JJ descubre que la hermana melliza del estúpido Topper Thornton no es sólo una cara bonita, y que no es tan creída y tonta como él creía.
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Donde Rafe Cameron se da cuenta de que que a pesar de esa coraza fría y sin sentimie...
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Miré a JJ con desconfianza, él seguía tendiéndome su mano como si nada. Yo no conseguí confiar.
Llevaba su cabello rubio despeinado y sus ojos azules brillaban muchísimo en ese instante.
—Vamos, Lottie —me sonrió más aún—. No te haré daño.
—No, sólo me gritarás y me dirás que estás harto de mi y no sé qué mierdas más me dijiste el otro día.
Él chasqueó la lengua y bajó la mano por fin. Miró a otro lado mientras colocaba su cabello hacia atrás con su mano. Yo me crucé de brazos en mi sitio sin alterar mi mirada seria y juzgadora.
—Te quería hablar de eso —se encogió de hombros—. Quizá me pasé un poco ayer.
—¿Un poco? —reí sin gracia—. Te pasaste cinco pueblos, JJ. Me hiciste sentir como una mierda y tus amigos tampoco negaron nada de lo que dijiste.
—¡Estaba nervioso! Fueron tu novio y tu hermano los que nos golpearon, ¿recuerdas?
—¡Pero no yo! Y te recuerdo que en esta guerra que tenéis ninguno de los dos bandos sois precisamente inocentes. Sigo en mi línea, no me pondré de parte de nadie.
Miré a los lados al ver que había gente que nos miraba con curiosidad al levantar la voz. Suspiré y agarré la mano de JJ y lo llevé un poco más lejos de la pista de baile, cerca de una ventana de la casa.
JJ miró nuestras manos entrelazadas al llegar y yo rápidamente las solté, poniéndome nerviosa de nuevo. Él pareció salir de una especie de trance para después asentir frenéticamente.
—Verás, puede que me sienta mal por lo que te dije... puede que no dijese lo que sentía —parecía costarle decir aquello—. No me gustaría que lo tuvieras en cuenta.
—¿Por qué iba a tener en cuenta que siempre me estés repitiendo que soy una kook de corazón que jamás cambiará? No veo razón —contesté sarcásticamente—. JJ, estoy harta, y te lo digo en serio, harta, de que se me juzgue por las acciones de otras personas. Soy mi propia persona.
JJ asintió.
—Lo sé, princesa.
Me di cuenta de que esa vez no lo había dicho en modo de burla, o de diversión, parecía haberlo dicho con más cercanía o cariño. Eso me sorprendió.
—La busca del oro se ha retomado —me susurró acercándose a mi oído para que nadie más nos oyera—. Quiero que nos ayudes. Bueno, todos lo hacemos.
—¿Por qué haría yo eso?
—Porque eres nuestra amiga, ¿no? Lottie en el arrabal.
Lo miré con los ojos entrecerrados, me sorprendía y sospechaba de esa actitud tan cercana repentinamente.
