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Donde JJ descubre que la hermana melliza del estúpido Topper Thornton no es sólo una cara bonita, y que no es tan creída y tonta como él creía.
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Donde Rafe Cameron se da cuenta de que que a pesar de esa coraza fría y sin sentimie...
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JJ destapó el arma y la dejó visible encima del libro que había depositado en el escritorio del sheriff Shoupe. Había anochecido ya y sólo quedaban algún agente que otro por la comisaría. Los únicos ciudadanos que habían acudido a esas horas de la noche éramos nosotros.
Yo estaba sentada al lado de Kiara y Pope y JJ estaban de pie a mi otro lado, los cuatro mirando a Shoupe con intensidad, queriendo ser escuchados de una vez por todas.
Teníamos el arma del crimen. ¿Qué más pruebas quería?
Shoupe levantó la vista y nos miró con la boca entreabierta, uno a uno, abalizándonos y sin decir nada. Después suspiró y miró el arma. Sólo con la expresión que tenía en su rostro yo ya adiviné cómo surgiría esa conversación.
—¿Me estáis diciendo que ésta es el arma con que Rafe Cameron mató a Peterkin?
Con el tono de la pregunta dejó claro lo ridículo que eso le sonaba.
—Es justo lo que te estamos diciendo —respondió JJ rápidamente. Sonó muy confiado.
—Y la misma arma que Ward ha usado para matar a Gavin —añadió Pope con enfado.
Shoupe nos miró incrédulo, pero siguió hablando con ese tono de voz sarcástico que no mistaría ni una señal de abrir la mente.
—¿Y dónde está el cadáver?
—¿No lo has buscado?—Preguntó Kiara con sorpresa. Tenía su rostro y todo su cuerpo con manchas negras de suciedad de agua de cloaca. La pobre estaba, literalmente, llena de mierda.
—Miré en el hospital y me pasé por su casa. Pero había salido. —replicó con tranquilidad.
—¿Que «había salido»? —Alcé la voz sin poder creer lo que escuchaba—. ¡Lleva muerto desde ayer! ¿Qué? ¿Lleva todo un día fuera de casa sin razón y no es suficientemente sospechoso?
—No me extraña, tío —comenzó a decir JJ también perdiendo los nervios, hablando al mismo tiempo—, ¡como que está muerto! ¿Te enteras?
—¡Encaja perfectamente! —Gritaba Kiara, fuera de sí.
—Vamos a ver —empezó a decir Shoupe tratando de mantener la paciencia que le quedaba—, que no estuviera en casa no significa que fuera víctima de un homicidio.
Nos quedamos en silencio durante dos segundos hasta que Kie saltó:
—¿Pero qué dices?
—¡Os dije que esto iba a pasar! —JJ se quitó la gorra roja con brusquedad. Se estaba poniendo furioso—. ¡Es la hostia!
—¿La mandarás al menos a Balística o todo eso? ¿O piensas quedarte ahí sentado? —Le espetó Kiara al sheriff.
Yo me crucé de brazos mientras apretaba los labios con fuerza. No podía creerme que aquello estuviese ocurriendo. Jamás moverían un dedo para ayudar a John B. Era inocente y nadie quería verlo. Ni siquiera cuando tenían las pruebas justo frente a sus ojos.
