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Donde JJ descubre que la hermana melliza del estúpido Topper Thornton no es sólo una cara bonita, y que no es tan creída y tonta como él creía.
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Donde Rafe Cameron se da cuenta de que que a pesar de esa coraza fría y sin sentimie...
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Estábamos en frente de mi casa. Literalmente podía morir en ese mismo instante. ¿En qué momento se me había ocurrido robarle la camioneta a mi madre? Era estúpida. No tendría que haber propuesto nada ni haberme arriesgado así. Mi madre me iba a matar.
JJ y yo nos agachamos mientras caminábamos hacia la entrada y cuando llegamos a la verja, JJ me miró formando una mueca.
—¿Estás segura de que quieres hacer esto? ¿Mangarle el coche a tu madre?
Lo miré frunciendo el ceño, sin entender que me preguntara eso.
—¿No? —Dije con obviedad.
Él asintió, comprendiéndolo.
—Venga, vamos allá. En marcha.
Abrió la verja y yo entré agachándome por si acaso. Había múltiples ventanas en la parte delantera de mi gigantesca casa y era fácil que alguien me pudiera ver, pero no debía dar nada por hecho. Las llaves siempre se dejaban en un cuenco de cristal de la mesita de la entrada y era la hora del almuerzo así que debían estar todos en el comedor comiendo, así que con suerte no me encontraría con nadie.
Pasé al lado de la pequeña fuente que había en la mitad del patio de la entrada y cuando llegué a la puerta apreté los dientes intentando no hacer ruido al abrirla. Entré y escuché voces dentro, pero venían del comedor, así que seguí andando en cuclillas y miré a todos lados tratando de no ser vista.
Vi el cuenco con las llaves y me paré en frente de él. Formé una mueca, sintiéndome mal por hacer aquello, y cogí las llaves para después meterlas en mi bolsillo. Miré hacia la puerta del comedor y vi de lado a mi abuelo sentado mientras reía hablando sobre algo. Topper no estaba allí, lo estaban mis abuelos y mis padres.
—¡Yo no hice eso!—Decía mi madre mientras los demás reían.
—¡Sí que lo hiciste, Cynthia! —replicó mi madre entre carcajadas—. ¡Debiste ver la cara de todos cuando te vieron caerte!
Los cuatro reían mientras comían, totalmente ajenos a lo que yo estaba a punto de hacer, y yo me sentí terrible.
Mi madre trataba de no reír pero una carcajada salió de sus labios. El corazón se me comprimió cuando le vi hacer eso porque casi nunca la veía sonreír, y por no decir reír. Nunca la veía reír. Topper y yo nunca le hacíamos reír.
Y mucho menos cuando descubriera lo que estaba a punto de hacer.
Suspiré apretando las llaves en mis manos y pensé en que cada minuto que pasaba era más cantidad de Twinkie metida en la marea. Así que me armé de valor y salí corriendo sin hacer ruido. Cerré la puerta y salí por el porche rápidamente. Cuando llegué fuera, le enseñé a JJ las llaves y él sacó su dedo pulgar en modo de aprobación.
