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Donde JJ descubre que la hermana melliza del estúpido Topper Thornton no es sólo una cara bonita, y que no es tan creída y tonta como él creía.
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Donde Rafe Cameron se da cuenta de que que a pesar de esa coraza fría y sin sentimie...
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EXTRA 1.2– RAFE CAMERON
Rafe aparcó su moto roja justo frente a la cochambrosa casa de Barry, su camello. Era extraño verle llegar a un lugar que parecía estar a punto de caerse en cualquier momento, al cual solían acudir los más peligrosos de la isla. Solían ser hombres con barba y pelos desaliñados, ropa sucia y asquerosa. Pero Rafe llegó con su cabello rubio oscuro peinado hacia atrás, como siempre, y su polo color salmón que le hacía ver como todo un kook.
Se quitó el casco negro de la cabeza y comenzó a caminar hacia la casa para poder hablar con Barry. Pasó al lado de un hombre con una barba desaliñada y mal rasurada, y cuando subió las escaleras, se topó de frente con Luke Maybank. Era un puto borracho que no sabía nada mejor que gritar, drogarse y beber. Rafe estaba convencido de que su hijo JJ acabaría exactamente igual, en especial después de saber que había apuntado con una pistola en la cabeza a su mejor amigo.
Por supuesto que eso no iba a quedar así.
—Deberías subirte el cuello del polo, tío —le dijo Luke con burla cuando se miraron frente a frente.
Rafe le miró mal y pasó la lengua por sus labios intentando contenerse de responder algo estúpido. No le convenía meterse con ese viejo violento.
Llegó al porche de la casa, donde vio a Barry sentado en un sillón entre otros dos chicos y rodeado de más hombres.
—Hola, Barry.
Barry se levantó con una sonrisa divertida.
—¡Hombre! El niño rico.
—¿Qué pasa, tío?
Barry se acercó a él lentamente de manera amistosa.
—¿Qué te cuentas, colega?
Hicieron un saludo de manos, se conocían desde hacía meses y tenían una buena relación. Pero Rafe sabía que no debía meterse con Barry, era un chico peligroso y no convenía enfadarlo.
—Poca cosa. Debería vestir como tú.
A diferencia de Rafe, con sus bermudas y sus polos, Barry vestía pantalones oscuros y camisetas de tirantes con logos de marcas de empresas cutres del pueblo.
Barry rió.
—No te pega esta vida —respondió entrando en la casa—. Vamos.
Rafe suspiró y le siguió. Le tocaba anunciarle que no tenía el dinero. Debía escoger las palabras con cuidado.
Entró y otros hombres que daban arcadas de tan solo verlos le saludaron desde el sofá con birras en las manos. Aquel lugar daba completo asco.
Una chica de cabello muy rubio salió de una habitación.
