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La policía no nos creyó

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La policía no nos creyó. En cuanto llegamos con Shoupe al escenario del crimen, para nuestra mala suerte, el cuerpo de Gavin ya no estaba allí. Ni siquiera había rastro de sangre en el suelo o en cualquier otro lado. Era como si todo hubiese sido una ilusión.

Por supuesto que luchamos porque Shoupe nos escuchara y nos creyera. Pero no había manera de demostrar lo que habíamos visto porque Kiara había generado que la cámara acabase rota. No había vídeo a pesar de haber organizado todo aquello para tener pruebas.

En tan sólo cuarenta y cinco minutos, Ward Cameron había conseguido borrar toda prueba de su crimen.

Menos una.

Fue por eso que nosotros no perdimos la esperanza y decidimos que al día siguiente actuaríamos para conseguir la pistola antes que él. Debíamos encontrar la pistola que había matado a Peterkin y a Gavin antes que Ward.

Cuando llegué a casa, afortunadamente Topper todavía no había llegado, así que no tuve que dar ningún tipo de explicación.

Sin embargo, esa noche dormí. Dormí por primera vez en semanas y me di cuenta de que me había sentido viva de nuevo. Y era una buena sensación, lo había extrañado.

Me dormí pensando en Sarah y en John B, preguntándome cómo estaban y qué estaban haciendo. Me pregunté si Sarah me recordaba con la frecuencia que yo la recordaba a ella. Pero sonreí para mis adentros y decidí que se lo preguntaría en persona cuando nos volviéramos a ver.

Al día siguiente, me vestí dispuesta a salir para ir a buscar la pistola, pero mi abuelo llegó a casa pronto.

—¡Char! —Exclamó sonriéndome.

—Hola, abuelo —sonreí y le abracé para saludarlo después de que dejara su equipaje en el suelo—. ¿Qué tal Chicago?

—Allí empieza a hacer más frío que aquí, pero lo hemos pasado bien —Palmeó mi espalda—. ¿Ibas a salir?

Mierda.

Torcí el labio e intenté pensar en una excusa. Él pareció ver que la pregunte me había incomodado porque obviamente iba a salir, y sin el permiso de nadie, pero mi abuelo lo consideró.

—Mira, yo no estoy de acuerdo con este castigo y ya lo he hablado con tú madre —me dijo muy serio.

—¿Y qué te ha dicho?

—Que sólo te defiendo porque eres mi favorita de la casa —rió divertido, yo también sonreí.

—¿Es la verdad?

Me guiñó un ojo con complicidad y yo solté una carcajada. Aún así, no quitaba la amargura en mi boca después de saber que mi madre no estaba dispuesta a levantar mi castigo. Aunque, ¿por qué estaba castigada? No tenía sentido.

DOPENESS ━━ OUTER BANKSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora