Cris y yo nos miramos y soltamos un suspiro. Mamá se había vuelto loca, de remate, habíamos salido de la casa desde antes del medio día y nos había llevado de aquí para allá para escoger flores, manteles, comida y no se que tantas otras cosas. La verdad es que no se a que se refería cuando dijo "yo me encargo de todo", porque por lo visto lo había reservado para que fuera yo la que me encargara de toda esa mierda, y en un solo día.
-¿Crees que ya casi terminamos?-. Le pregunto a mi hermano en voz baja.
Cris suspira de nuevo mientras niega con la cabeza. -No lo se, pero francamente ya estoy harto-.
En ese momento mi teléfono suena y me dirijo a la puerta del local para responder con más privacidad.
-Vero-. Digo cuando tomo la llamada.
-Pase por tu casa y no estabas, ¿donde estas?, ¿acaso piensas dejarnos metidos?-.
Miro la hora en mi reloj de muñeca y faltan veinte minutos para la hora acordada. Luego miro a mamá hablar con la vendedora y a Cris haciendo alarde de toda su paciencia.
-¿Crees que podría ir con mamá y Cris?-.
Se que si le digo a mamá que me voy se va a poner histérica, a su manera de ver las cosas yo vine única y exclusivamente para preparar todo, sin derecho a hacer algo diferente por no haber venido con tres meses de antelación como propuso ella sino con uno.
-¿Cris está aquí?-. Vero suena algo tímida al preguntarlo. Me niego a pensar que ella aun tiene algún sentimiento guardado hacia mi hermano.
-Si, y estoy con él y con mamá haciendo... unas compras. ¿Hay algún problema con que vaya con ellos?-.
-Para nada-. Dice ya mas segura. -Solo... no te tardes-. Ella es quien termina la llamada y yo regreso a la tienda para intentar sacar a mamá de su modo anfitriona.
No fue fácil pero logre que mamá cortara el royo al menos por hoy y nos acompañara a cenar con mis amigos. A Cris no hubo que convencerlo, cuando se trata de comida gratis él esta en primera fila, además mi hermano conoce a todos mis amigos y les tiene aprecio, después de todo estudiamos juntos desde la primaria y Cris se graduó del mismo colegio.
Nos dirigimos a un restaurante exclusivo en el sector de granada, "El Peñón". Lo recuerdo porque ahí solía llevarnos papá a comer cada año en el cumpleaños de mamá.
Cris estaciona el auto cerca de la entrada y nos bajamos. Mamá me lleva de gancho y no hace más que hablar de la dichosa recepción y otras cosas en las que prefiero no pensar por el momento.
Un mesero vestido elegantemente con un traje de color negro y camisa de fondo blanco se presenta ante nosotros y le pedimos que nos lleve a la mesa de la señorita Verónica Santos. Caminamos tras el mesero y éste nos lleva hasta el segundo piso del restaurante, al área más privada.
-Adelante, bienvenidos-. Dice el hombre de pie en la puerta y extendiendo la mano para que entremos.
Doy un paso adelante y de repente me entran ganas de dar media vuelta y recoger mis pasos.
<<¿Que hace el aquí?>>.
Miro a Verónica con esa pregunta bailando en mis ojos. Ella abre los suyos de par en par y toma su teléfono enseñándomelo, entonces saco el mío del bolso y veo que tengo más de 15 mensajes de ella, pero lo había puesto en silencio y no los pude leer antes de venir.
<<Puta mierda>>.
Pero era tarde para irnos, ya todos nos habían visto, mis amigos se habían puesto de pie y estaban saludando a mi mamá de abrazo y beso en la mejilla.
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SIEMPRE HAS SIDO TU
RomanceLorena Montenegro regresa al país tras un auto exilio de seis años. Bueno... Ella estaba estudiando, pero también huyendo de Él. Juan Pablo Avendaño había conseguido lo que siempre quiso: ser un cantante de talla internacional. Ahora lo tenia todo...