Capitulo 26

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El concierto de Bogotá fue el más grande de los tres a los que he asistido hasta ahora. En el Movistar Arena habían banderas de varios países ondeándose entre el público, alcance a ver una de México y otra de República Dominicana, entre las que pude reconocer. Habían tantas personas que el equipo de seguridad consideró que lo mejor era que todos viéramos el concierto desde un costado del escenario, para no dejar solas a la señora Isabel y a Manuela en primera fila, así que fue aún mejor para mi compartir con ellas ese momento. La señora Isabel se veía orgullosa de su hijo e incluso se le salió una lágrima cuando el habló con el público dándole gracias por su asistencia y dijo que el concierto estaba dedicado "a toda su familia que siempre lo había apoyado". Lo ame más por ese gesto.

Al terminar el concierto regresamos a la finca de sus abuelos, el día siguiente sería nuestro último día en Bogotá y de ahí viajaríamos a la ciudad heroica, la hermosa Cartagena de indias.

-Familia, tengo un anuncio que hacerles-. Dice Manuela poniéndose de pie.

Estamos desayunando en el comedor y por supuesto la mirada de todos recae en ella. Yo me atraganto con el chocolate caliente y Juan Pablo me da palamaditas en la espalda. <<¿No irá a hacer lo que pienso que va a hacer, o si?>>.

<<Demonios>>. Debió avisarme para estar preparada.

La miro con los ojos desorbitados pero ella me devuelve la mirada tranquila y sonriente. Esa es la Manuela que yo conozco, segura de si misma.

-Estoy embarazada-. Suelta semejante bomba así no más, sin anestesia.

Ahora es el turno de atragantarse de la señora Isabel pero nadie le da palmadas a ella, todos están concentrados en mirar a Manuela esperando lo que supongo es una explicación. ¿Pero como explicas el hecho de que estás embarazada?, todos los presentes sabemos como se hace un bebé, lo que me lleva a pensar que, o no conocen al padre, o esperan que ella diga lo que va a pasar de aquí en adelante.

Lo malo es que ella solo sigue ahí sonriendo sin abrir la boca.

-¿Andres lo sabe?-. Pregunta Juan Pablo.

Ok, eso responde la primera de mis preguntas.

-Lo sabe y no quiere al bebé-. Responde sin miramientos.

Madre mía, Manuela se saltó la clase de tacto y diplomacia.

Cierro los ojos y comprimo el dorso de mi nariz con dos dedos. Esto va a explotar.

Y dos segundos después la estancia se llena de preguntas que no se alcanzan a diferenciar unas de otras.

-China-. Me llama don Pedro que está sentado junto a mi. -¿Que es lo que sucede?-. Me pregunta cuando obtiene mi atención.

Bendito Alzheimer. Lo que menos necesitamos ahora es un abuelo chapado a la antigua enterándose que el padre de su bisnieto lo rechaza. Don Pedro según recuerdo era tan chapado a la antigua que capaz que lo reta a duelo.

-¡Silencio!-. Grita Manuela haciéndolos callar a todos.

La señora Graciela se persigna infinidad de veces murmurando algo ininteligible.

-Lo voy a matar-. Dice Juan Pablo poniendo sus manos en puños sobre la mesa.

Acaricio su antebrazo y cuando me voltea a mirar niego con la cabeza. Eso no es lo que necesita Manuela ahora.

-He tomado la decisión de tener a mi hijo yo sola y a Andres lo voy a hacer firmar un documento en el que renuncia a todos sus derechos paternales-. Hace un segundo de silencio mientras nos mira a cada uno a los ojos. -Antes de despedirlo-. Y esboza una sonrisa lobuna que hace que me den ganas de estar presente cuando haga eso.

SIEMPRE HAS SIDO TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora