Capítulo 13: ¿Bruno?

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El día lunes llegó sin pena ni gloria. Estaba por aparecer la profesora y la mayoría de los alumnos estaban en sus puestos conversando de temas poco importantes, hasta que curiosa e inesperadamente entró un muchacho al salón. Nadie lo había visto antes, tenía el pelo rubio y ojos azules, vestía correctamente el uniforme y hasta usaba anteojos. Se mostraba serio y tranquilo. Seguido de él entro la maestra y todos se callaron y ordenaron esperando ansiosamente la presentación.

-Bien jóvenes, -habló la profesora -como saben este liceo permite la entrada y el intercambio de alumnos durante esta época del año. Sé que debe resultar algo molesto que lleguen y se vayan compañeros sin mucho aviso, pero así son las cosas y ante ello no podemos hacer mucho, debemos ser tolerantes ante este tipo de situaciones pues seguirá ocurriendo durante los próximos meses. Ahora sí, les presento a su nuevo compañero, Bruno Heinsberg.

-Hola –habló el chico –como dijo la profesora, mi nombre es Bruno Heinsberg, tengo descendencia alemana, de ahí el apellido y el color de mi cabello. Prácticamente suelo ser un ratón de biblioteca, pero no significa que me aísle de la sociedad. Desde ya, gusto en conocerlos.

Al terminar Bruno su presentación, pasó a sentarse a un puesto cercano a nuestros protagonistas, específicamente al lado de Sofía. Ella estaba interesada en el chico, y lo miraba atentamente.

-¿Qué ocurre? –preguntó tranquilo el rubio.

-Nada en especial, es solo que eres extraño –respondió Sofía –es como si… no, no importa, olvídalo.

-¿Eh? –Se confundió el muchacho, pero luego sonriendo tiernamente agregó –no entiendo de que habla, señorita, pero puedo asegurarle que yo, Bruno Heinsberg, no soy una mala persona.

Sofía se ruborizó un poco, no porque le hubiese gustado su personalidad ni su aspecto, fue porque nunca antes en su vida le habían tratado como una “señorita”. “Él me ve como una chica” pensó, “Nadie me había visto de esa forma antes”.

Si bien para la castaña el encuentro con este chico fue algo bueno, Max sintió odio hacia él desde el primer momento. “Lo conozco, lo he visto antes, lo sé. Tengo el presentimiento de que no es una buena persona. Algo oculta, y Sofía igual se dio cuenta. Es un ser extraño”.

Y Flor... “El puré de plátano debe ser tan rico como el puré de papas. ¿Los gatos podrán comer plátano?”. Bueno, Flor es Flor, no puedes obligar a que se interese en una persona, y menos si no se ha relacionado con ella.

Pasó el día y llegó la hora del almuerzo. Flor estaba en su puesto mirando por la ventana. Max y Sofía habían ido a la cafetería a comprar algo bueno para compartir, mientras Bruno, con su almuerzo en la mano se acercaba a la albina.

-¿Se te ofrece algo? –le preguntó el rubio a la chica mientras le mostraba su almuerzo.

-No, gracias –respondió.

-Vamos, no seas tímida –la cuestionó Bruno, y tomando una de las croquetas de carne, la acercó a la boca de Flor –Di aaaaah.

-¿Ahmph? –No alcanzó a terminar, el chico le había metido la croqueta a la boca, y a la albina no le quedó más que masticar. –Mmmh –respondió al terminar –Estaba delicioso, gracias.

-¿Ves? –Dijo el chico -¿Quieres otra?

-Bueno –respondió la tímida e inocente Flor.

-Okey –aceptó Bruno, y tomando otra croqueta agregó –abre tu boca.

Flor obedeció y el rubio depositó la esfera de carne en la lengua de la albina, pasando a rosar con su dedo el labio inferior de la chica. El chico tuvo que morder su propio labio para no saltar sobre ella ni sacar alguna sonrisa burlesca.

Flor MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora