Capítulo 9: Una cita agridulce (parte 1)

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Habían pasado unas semanas de incidente en el liceo, y la gente comenzaba a aceptar a Flor como una persona. Si bien no confiaban mucho en ella, al menos no la excluían de las clases. Los profesores incitaron en hacerle preguntas sobre su opinión, sus compañeros la ayudaban a veces o le pedían pequeños favores, tales como recoger un lápiz que había caído cerca de sus pies hasta cerrar la ventana o la cortina cuando hacía frío o había mucho sol.

Siendo sinceros, a Flor le daba igual el nuevo trato, simplemente se adaptaba a él, aunque no podía negar que el ambiente en el que se encontraba, resultaba más cómodo.

Max había hecho algunos amigos, como era de esperarse, pues era un chico sociable y carismático. Algunas chicas también se le habían acercado, se habían armado de valor para pedirle si podía salir con alguna de ellas, pero el muchacho amablemente rechazó la oferta. Él no las conocía, además que era bastante atarantado al hablar con las mujeres. Fácilmente podría decir algo que no fuera al tema y la chica podría terminar odiándolo.

Aunque todas estas conversaciones no pasaban por menores al oído de Flor, ya que casi siempre las chicas conversaban con él en los recreos, y como Max se sentaba detrás de la muchacha, era difícil no escuchar. Por eso ese día en el regreso a casa, cuando ambos estaban solos, Flor se atrevió a preguntar:

-Max, ¿qué es una cita?

-¿Una cita? –Se extrañó el chico, pero naturalmente respondió –Bueno, una cita es cuando dos personas salen a pasear a lugares entretenidos y así se conocen más.

Flor se había quedado callada y detuvo su andar. El chico que se había adelantado volteó a verla justo cuando ella habló:

-Max, tengamos una cita.

-¡¿Eh?! –Exclamó el muchacho -¡¿Para qué quieres tener una cita conmigo?! –grito mientras sentía como un leve sonrojo invadía sus mejillas.

-Pu-pues… para salir a pasear a un lugar entretenido y… conocernos más… -respondió tímidamente Flor.

-Ah, eso sería un paseo –corrigió algo más aliviado el chico.

-Pero acabas de decir que una cita es cuando dos personas salen a pasear y… - intentó hablar la muchacha pero fue interrumpida por Max.

-¡Ya sé lo que dije! Es que… a ver, como te explico… la definición de cita es algo más amplia. Es más que un simple paseo, es… como lo digo… una cita es algo más.

-¿Eh? No entiendo como explicas –dijo Flor completamente confundida –Deberías explicar de una forma más entendible.

-¿Entendible? –Se sorprendió el chico –Pero si ni siquiera tú explicas así.

-Cuando yo explico, yo me entiendo –se defendió la muchacha.

-Flor… -dijo el chico poniéndose una mano en la cabeza –cuando explicas, nadie te entiende.

-Pe-pero intento explicar bien –refutó Flor algo triste.

-Nunca entendí cuando me explicaste matemáticas. -acusó Max con un tono enojado -Además… ¡¿Cuál es la idea de poner animales en cada ejercicio?!

-Pe –pero solo pongo un solo animal, el señor oso –dijo Flor haciendo un puchero.

-¿Y qué me dices del señor conejo? –habló Max mientras se cruzaba de brazos.

-Él sólo está en mi cuaderno de Lenguaje.

-¿Y el señor perro?

-Historia

-¿El señor mono?

-Biología

¿El señor pez?

Flor MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora