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El Tesla aparcó en la entrada del garaje de la casa, la lluvia ya habia empezado a caer suavemente. George abrió la puerta para salir, las pequeñas gotas mojando su pelo y ropa poco a poco.

– Oye, quieres- – El ruido de dos motores le hizo callar, su cabeza girándose para ver a los dos Lamborghinis aparcar en la casa de al lado.

– Tu crush ya ha llegado – George se giró hacia Karl, su sonrisa burlona.

– Cállate – gruño, arrepintiéndose de no haber negado que Nick era su crush. George río, viendo como los dos chicos bajaban de sus coches.

– ¿Quieres quedarte a tomar algo y jugar? – Propuso, no estaría mal conocerse mejor. Karl le miró por unos segundos, pensando.

– Okay, pero debo avisar a mi abuela – comentó apagando el coche y saliendo, la lluvia majándolo a él también.

– Claro, llamala – caminaron hacía la entrada de la casa, sus ojos fijándose en los dos chicos que hacían lo mismo – Por cierto, ¿el coche de Clay es amarillo? – Karl le miró extrañado, se giró a ver al Lamborghini antes de contestar.

– No, creo que es verde. Aunque no estoy seguro.

– ¿Como que no estás seguro? – George abrió la puerta, empujándola con el pie.

– Soy daltónico – explicó el chico de las uñas pintadas. La boca y los ojos del británico se abrieron en sorpresa y emoción.

– ¡También soy daltónico! – Comentó emocionado, sus ojos brillando. Karl río con ternura antes de tirarse a abrazar a George.

– ¡Estábamos destinados a conocernos! – Dijo feliz, dando pequeños saltitos, haciendo reír a su compañero – Bueno, como decía – se apartó del británico, cerrando la puerta de paso – Ese chico parece tener una obsesión con el verde, tal vez es algo sentimental. Sé que es su color favorito desde niño, pero el año pasado le dio mas fuerte, igual es un color que parece quedarle bien – explicó mientras observaba la casa – Linda casa por cierto.

– Gracias, la decoramos mi madre y yo – George se sacó los zapatos, dejándolos en el suelo cerca de la puerta, Karl imitándolo – ¿Quieres tomar algo? – Pregunto dirigiéndose a la cocina.

– Claro, algo de zumo esta bien – George asintió, mostrándole el zumo de piña que tenia – El de piña me gusta, voy a llamar a mi abuela espera un segundo – sacó el móvil mientras se sentaba en los taburetes de la isla de la cocina. El móvil sonó dos veces antes de que fuera agarrado, la voz de una dulce señora se escuchaba a través de los altavoces.

– Oye yayi, estoy en casa de un amigo ahora, llegaré tarde a casa, si te entra el hambre y quieres cenar sin mí hazlo, no tienes porque esperarme – la sonrisa y voz dulce de Karl fue inmediata – Si, si, tranquila, llegaré a cenar si... Esta bien, ya le diré. Claro, te caerá bien – George levantó una ceja hacia Karl, cuestionándose la conversación – Si, te quiero, adiós, te quiero – miró el móvil y apagó el celular – Mi abuela dice que quiere conocerte – sonrió de lado, George dejándole el vaso de zumo delante.

– Vaya, la conoceré encantado, seguro es una señora muy dulce – el británico agarró otro vaso y abrió la nevera, agarrando la leche con chocolate – Por cierto, ¿porque los estadounidenses ponéis la leche en botes de lejía? Es extraño, cualquier día me despisto y me equivoco de pote – bromeó.

– No son botes de lejía" – Karl rodó los ojos – Tú si que eres raro, bebiendo tu leche con chocolate.

– A mi favor diré que es adicta, a parte tu estás igual con la Monster – contraatacó, Karl sacándole la lengua en burla. George se sentó a su lado, bebiendo la leche con calma.

Yellow (Spanish ver.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora