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新しい女{{ ᴄʜɪᴄᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ }}

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新しい女
{{ ᴄʜɪᴄᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ }}











Los vidrios del auto de Nanami se encontraban completamente empañados, impidiendo que se viera el acto de pasión que se estaban demostrando. Jadeos y timidos gemidos inundaban el ambiente, mientras ambos se deleitaban con el sabor de los labios del otro. Dulces y a la vez llenos de lascivia, sus besos demostraban cuánto se necesitaban el uno al otro.

— _______, preciosa... —se separó el mayor, levemente agitado, aún con sus grandes manos acariciando la cintura y caderas de la menor- Quiero probar algo contigo, ¿puedo?

— Adelante. —se veía nerviosa, más no insegura. Sabía que estaba en buenas manos y que seguramente todo lo que le hiciera le gustaría.

Yacían en la parte trasera del coche, Kento sentado en el asiento y _________ en su regazo, con cada pierna a los costados de sus caderas.

Se sacó rápidamente la corbata atigrada que lo caracterizaba y, con ella tapó la vista de la femenina, impidiendole ver al hombre que la volvía loca. Ató un pequeño nudo en la parte de atrás, y, cerca de su oído, susurró:

— Dicen que al tapar un sentido, los otros se agudizan más. —su voz ronca erizaba todos los sentidos de la femenina; definitivamente era algo de lo que no se cansaría.

— Quiero sentirlo más, señor Kento. —sus pequeñas manos yacían apoyadas en los anchos hombros del rubio, quien parecía sorprendido ante cómo lo había llamado.

— Siente cómo me pones, _______. —movió sus caderas con levedad, impactando su masculinidad con la feminidad de la contraria. A pesar de que sus pantalones los separaban, se podía notar a leguas cuán deseosos estaban ambos de finalmente poder probarse hasta la última gota. No dudó en lanzar un sonoro jadeo al sentir cómo se habia puesto el mayor por tan solo minutos de besos, caricias y toqueteos. Nanami adoraba la voz de la contraria usualmente, pero escucharla jadear y gemir su nombre era tan lascivo, que alteraba todos sus sentidos.

— Me encanta ponerlo así, señor Kento. —con valentía comenzó a buscar sus labios y cuando finalmente los encontró, los devoró con necesidad. El mayor no tardó en aceptar siguiéndole el ritmo y, ante la temperatura del ambiente, la femenina se vio posibilitada a comenzar a hacer un vaivén de sus caderas, rozando las partes más íntimas de ambos.

— Hm.... _________, sigue así. —murmuraba entre besos, y cuando pudo, bajó sus besos al cuello de la contraria, depositando leves marcas, testigos de aquella sesión apasionada.

Los movimientos que realizaba _____________ deleitaban a Kento. Era increíble todo lo que le hacía sentir en tan solo pocos segundos, y la situación no tardaría en descontrolarse en cualquier momento.

Con necesidad la castaña buscó la camisa del contrario para desabrocharla y descubrir su pecho, mientras el mismo acariciaba sus muslos y glúteos con las mismas ganas con las que ella lo hacía.

Overtime work. - K. Nanami Donde viven las historias. Descúbrelo ahora