XIX

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エターナル   × 𝖊𝖙𝖊𝖗𝖓𝖔 ×

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Era un nuevo día laboral. Los pájaros cantaban, el Sol estaba en su auge, y todo parecía ir bien para _______. Aún recordaba aquella noche que había pasado con Nanami, y no podía evitar acalorarse cada vez que esos recuerdos volvían a su cabeza.

Una vez que era hora del break, decidió verse con Sayu para contarle muy disimuladamente de su primera vez con Kento.

— ¡¿QUÉ?! —la pelinegra gritó escandalosamente, provocando que ciertas personas miraran a su dirección, a lo que decidió calmarse. La castaña ya estaba roja de la vergüenza— Se aguantaron demasiado. —susurró.

— Pero creo que eso fue lo que lo hizo más especial. No hubiera sido lo mismo hacerlo en la primera cita. —comentó, también en voz baja. A pesar de que el buffet estuviera bastante lleno de gente, no querían que nadie escuchara su charla.

— Mh, tienes razón. Oye, hoy tenías que verte con Toji y su hijo, ¿no es así? Eso me dijiste el fin de semana. —habló, haciendo referencia a la corta llamada que tuvieron hace pocos días.

______ asintió, ciertamente emocionada:— Quiero ver cómo es Megumi, me intriga mucho. —sonrió levemente.

— ¿Dónde van a ir?

— Vamos a una plaza cerca de aquí, que tiene juegos para la edad de Megumi. —comentó.

— Oye, ______, no es por nada, pero ¿no sientes que Toji tiene intenciones diferentes contigo? —observó a su amiga, quien la miró extrañada— Digo, por la forma en que te mira...

— ¿Diferente? No sé a qué te refieres. —cierta parte de ella intentaba negar tales suposiciones— Yo creo que es por la emoción de que pasaron tantos años sin vernos. Sólo eso.

La pelinegra rio levemente:— Ya lo entenderás. —miró su reloj, suspirando— Ya hay que volver.

— Luego hablamos, ¿si? —comentó mientras se dirigía hacia su departamento para continuar con su trabajo. Sin embargo, al pasar por al lado de la salida de emergencia, vio como la puerta de la misma se abrió rápidamente y un brazo la agarró para adentrarla a tal lugar.

Era Nanami, quien se veía tan atractivo como siempre, con aquella corbata atigrada, una camisa celeste y unos pantalones beige.

______ no tuvo tiempo para hablar, puesto que en un instante el rubio la agarró fuertemente del cuello y la cintura para acercarla a él y comenzar a besarla apasionadamente, provocando que sus labios chocaran y danzaran a la par.

La contraria parecía sorprendida, pero no dudó en poner sus manos en el cuello del más alto. Éste hizo que caminara para atrás hasta chocarse con una pared, lo que provocó que aquella pequeña distancia entre sus cuerpos ya no existiera.

Overtime work. - K. Nanami Donde viven las historias. Descúbrelo ahora